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Los malos tratos en personas mayores

Informe sobre un grave problema frente al cual muchas veces se mira para otro lado…

La
Revista Iberoamericana de Geriatría y Gerontología " Geriátrika " dedica un
número monográfico a este importante tema desde perspectivas clínicas y
sociales y un trabajo de investigación bajo el título "Los malos tratos en
personas mayores: un reto a superar en el tercer milenio".

Escrito en su
totalidad por miembros de la Liga de Geriatras y Gerontólogos de Lengua Latina,
ofrece una visión de conjunto sobre el
maltrato a la persona mayor y la
situación actual del maltrato al anciano.

En
los años sesenta se reconocía el abandono y el abuso infantil, y en los setenta
el fenómeno del maltrato conyugal salió a la luz pública. De forma más tímida, a
lo largo de los últimos veinte años se comenzó a tratar del tema de los malos
tratos y el abandono en los ancianos.

El
informe sobre "Los malos tratos en personas mayores: un reto a superar en el
tercer milenio" realizado por R. Rubio Catedrática de Psicogerontología y J.
Muñoz Tortosa, Prof. de Psicogerontología de la Facultad de Psicología de la
Universidad de Granada, destaca que "afortunadamente hoy día, aunque no exento
de problemas, se reconoce en el contexto científico internacional, que los
ancianos también constituyen una población susceptible de recibir malos tratos
y se considera este fenómeno como un grave problema social"

No
obstante, son conscientes de que "todavía a la mayoría de las personas les
resulta difícil comprender que este hecho pueda ocurrir, porque consideran que
sólo se da en instituciones y les parece impensable que las personas mayores
puedan ser maltratadas en sus propios hogares; gradualmente se está reconociendo
que las personas ancianas están sufriendo abandono y/o malos tratos en sus
propios domicilios o en los hogares de familiares cercanos".

Desde los inicios de la investigación, algunas cosas han cambiado, así en la
actualidad comienza a considerarse que no todos los agresores son sujetos
patológicos, ya que las últimas investigaciones apuntan la idea de considerar
cada vez más al agresor como un individuo no tan desviado de la norma.

En
contraposición a este postulado, existen investigaciones que indican que los
agresores de ancianos pueden presentar psicopatologías más graves que los
agresores de otros colectivos ( Finkelhor y Pillermer, 1987; Wolf; 1986)

El
estudio deja constancia de que también se rechaza la creencia de culpar sólo a
la persona mayor de su situación de maltrato y/o abandono que sufre y se están
concentrando las acciones en hacer responsable al agresor de sus propias
acciones a pesar de que no existan programas dirigidos para aquellos que
maltratan a los ancianos ni tampoco se hayan desarrollado teorías terapéuticas a
este respecto.

Otra cuestión que preocupa a los autores del estudio es el tema de la
definición, de los límites que en muchas ocasiones puede mediar una cuestión de
conciencia y esta variable interfiere de forma importante en los avances de la
investigación científica especialmente, a la hora de elaborar cuestionarios
capaces de determinar la verdadera prevalencia e incidencia del problema y el
grado de los mismos.

Afirman que "es cierto que se percibe un aumento de la violencia tanto física
como psicológica generalizada, especialmente contra los colectivos más débiles y
que esta violencia no está circunscrita, como se piensa, a una determinada capa
social, sino que se extiende a toda la sociedad; violencia que se encuentra no
solo en el medio institucional donde están acogidas personas de todos los
sectores, sino también y principalmente en el medio familiar.

Este clima de
inseguridad afecta a nuestra calidad de vida por lo que la sociedad debe poner
los medios necesarios con el objeto de poder evitar estas disfunciones".


ABANDONO, VIOLENCIA Y ENTORNO

Independientemente de la gran confusión que rodea las definiciones, el informe
reconoce que existe cierto consenso sobre los tipos de abandono y maltrato a los
ancianos. Así por ejemplo, el Consejo de Europa define el maltrato como " Todo
acto u omisión cometido contra una persona mayor, en el cuadro de la vida
familiar, la seguridad económica, la integridad física- psíquica, su libertad o
comprometa gravemente el desarrollo de su personalidad".

Ateniéndose a esta definición, dentro de los malos tratos se establecen seis
categorías de tipo primario, como el abandono y maltrato físico; abandono o
abuso psicológico; violencia económica; violación de derechos; violencia
medicamentosa y negligencia.

En
cuanto al entorno y los malos tratos a los ancianos, los investigadores señalan
que éstos se producen en los sitios donde tienen su residencia habitual, es
decir, en el seno de la familia y en las instituciones.

Haciendo una revisión de
la situación y teniendo datos científicamente probados, el informe recoge que la
violencia física en el seno familiar es mucho más frecuente que en las
instituciones; de hecho, señala el trabajo, los crímenes de ancianos se producen
más a menudo en la familia que en las instituciones, es debido a que el seno
familiar puede ser el desencadenante de violencia producto de los rencores
acumulados, de la promiscuidad y del estrés que pueda generar la persona mayor
dependiente.

No
obstante asegura el informe que "queda mucho para ajustar de forma precisa una
definición de lo que se entiende por violencia en la familia. La violencia
también existe a través de la palabra y en este caso es muy difícil de comprobar
y deslindar actitudes para establecer situaciones estándar.

De ahí que dentro
del campo de la violencia familiar, el maltrato a la persona mayor esté poco
estudiado y por tanto mal conocido ya que una de las primeras dificultades con
las que nos encontramos es la realización de exhaustivas investigaciones que nos
den datos fiables, además de poder llegar a una definición clara y concisa de lo
que entendemos por estos hechos".

El
informe recuerda que al igual que en la familia, en las instituciones la gama de
abusos y malos tratos está aumentando e incluso está adoptando nuevas formas que
se están haciendo habituales como la privación sensorial, previsión dietética
inadecuada y cuidado deficiente del anciano en fases terminales.


INVESTIGACIÓN DEL MALTRATO

La
investigación y malos tratos en personas mayores se inició hace dos décadas y
entre los estudios más importantes realizados menciona la primera de todas, en
1979 promovida por la Asociación de Gerontología de Manitoba (Canadá).

Belanger
(1981) envió un cuestionario por correo a 140 profesionales ( sin muestra
aleatoria) resultando de esa encuesta que el 25 % de los casos era de abuso
físico, el 44%, de explotación material y el 30% de violación de los derechos de
los ancianos encuestados.

En
Europa se han llevado a cabo varios estudios de investigación interesantes. En
Inglaterra, Tolim (1988) señala que el 5% de la población sufre malos tratos y
negligencia. Homer apunta haber encontrado en este país el 27, 6% de incidencia
de malos tratos y negligencia en el ámbito nacional con una muestra de 2.130
personas.

En 1995, el Gobierno Británico desarrolló un estudio piloto de un año
de duración cuyo objetivo era conocer la utilidad de un teléfono de ayuda a las
víctimas de malos tratos. Voluntarios entrenados atendían dicho servicio. Esta
investigación fue presentada en 1995 publicándose en 1996 en Elder Abuse:
Update and Reseach ( MaCReade, 1996).

En
Francia, al igual que ocurre en el resto de la Unión Europea, el tema del abuso
en ancianos tiene una breve historia. En 1992 se llevó a cabo una investigación
a través de un cuestionario que pretendía valorar el abuso ejercido sobre los
ancianos en sus hogares; este estudio reveló que la mayoría de los abusos se
producían tras diez meses de convivencia con los cuidadores.

Esta cohabitación
se producía por falta de recursos económicos y vivienda del cuidador. Además, en
este mismo estudio se resaltaron como factores precipitantes del maltrato: los
problemas de alcohol, la percepción por parte del cuidador de problemas de
conducta en el anciano y las dificultades económicas.

También en Holanda se realizaron registros de abusos recogidos en dos centros (
uno de enfermeras a domicilio y un centro de ayuda a las víctimas).

Se
registraron 193 casos y tras eliminar los problemas metodológicos se encontró
que el 67% de las víctimas experimentó abuso psicológico, el 14% abuso físico,
el 12% abuso económico y el 7% negligencia. No se registró ningún caso de abuso
sexual.

Otro estudio, considerado como uno de los más rigurosos, fue llevado a cabo por
Podnieks, et al. ( 1989). Con la ayuda de una entrevista estructurada hecha por
teléfono que integraba definiciones relacionadas con los malos tratos y la
negligencia Podnieks y su equipo eligieron al azar una muestra estratificada de
2008 personas.

Los resultados resumidos indican que la tasa de prevalencia de
malos tratos y de negligencia en las personas mayores es de un 4% aplicando un
intervalo de confianza de 95 %. La explotación material ( 2, 5%) y la violencia
verbal crónica( 1, 4%) son los tipos de abusos más frecuentes que afectan a la
totalidad de las personas mayores encuestadas.

En
España el reconocimiento de malos tratos en los ancianos se inició en 1990, en
un Congreso realizado en Toledo (Marín, 1990). En 1995 se celebró un simposium
(Peralta y Riera). En 1995 en Almería se realizó la Primera Conferencia Nacional
de Consenso sobre el anciano maltratado.

En nuestro país, según este informe, la
conciencia del abuso de ancianos no se ha formado todavía; se carece de
programas de formación para profesionales y de información específica. El grupo
de investigación de Psicogerontología de la Universidad de Granada (Muñoz
Tortosa y Rubio Herrera, R.) lleva dos años impartiendo cursos monográficos de
doctorado sobre el maltrato en ancianos.

CONCLUSIONES

La
completa investigación realizada para este informe, incluye además capítulos que
recogen los factores de riesgo, el perfil del anciano maltratado y de su
agresor, los instrumentos de medida para los malos tratos y de este modo poder
evaluarlos, programas de intervención en situaciones de emergencia económica y
social y evidentemente, las intervenciones inespecíficas en la prevención de los
malos tratos, abuso y negligencia en personas mayores como son: la
sensibilización de los profesionales, de los cuidadores, la educación de los
mayores, la educación de los hijos y la educación ciudadana.

En
este último apartado señala la educación ciudadana como un aspecto importante en
la prevención de los malos tratos y la negligencia en las personas mayores. Ya
que el público en general debe sensibilizarse, de forma que pueda reconocer los
signos e indicadores prototípicos del maltrato y las ayudas disponibles.

Las campañas de educación general deben dirigirse a las personas mayores que
sean víctimas de malos tratos o a testigos directos o indirectos de los mismos:
miembros de la familia, vecinos, amigos…

La sensibilización ciudadana- añade el
informe- es reforzada por los grupos de profesionales que desempeñan sus
funciones en los servicios comunitarios y en los que a menudo participan grupos
de voluntarios (dando conferencias, haciendo presión en los medios de
comunicación, etc.).

Finalmente el estudio recoge a modo de Conclusiones que se deben orientar las
futuras acciones hacia el apoyo a los profesionales psicosociales con el fin de
poder detectar, prevenir y tratar situaciones de riesgo.

Otra forma de prevenir este fenómeno emergente se puede llevar a cabo a través
de políticas encaminadas a la instauración de marcos normativos destinados a
precisar las directrices que definen los malos tratos y la negligencia, apoyados
por la creación de servicios necesarios.

También elaborar programas de educación
y formación, no solo académico sino de educación pública y comunitarios,
educación infantil y sensibilización.

Estas amplias directrices deben estar estrechamente relacionadas con la
realización de todo tipo de esfuerzos para llegar a una exhaustiva
concienciación del gran público sobre este problema social; al mismo tiempo, es
imprescindible aumentar los recursos existentes para atender a este colectivo.

Además de un incremento de la sensibilización e información sobre los recursos
existentes. La puesta en funcionamiento de programas de prevención, la creación
de recursos necesarios para el abordaje integral del problema y la puesta a
punto de un sistema de evaluación sobre la eficacia y eficiencia de los
distintos programas que se puedan poner en funcionamiento.

BIBLIOGRAFIA

Conseil de L´Europe: La violence envers les personnes àgées.
Estrasburgo.Francia. 1992.


MaClean , M.: Mauvais Traitements auprès des personnes àgées: strategies de
changement. Ed. San Martin. Montreal. Canada. 1995


Pillemer,K. ; Finkelhor, D.: The prevalence of elder abuse: A random sample
survey. The Gerontologist, 1988; 28: 51-57.


Vinton ,L. : Abused older women: Battered women or abuse elders? Journal of
Women and Aging, 1991; 3 (3) : 5-19.