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Las vainas del seguro social

Pequeño relato para arrancar una sonrisa


Las piedras, la arena y algunas lágrimas fueron cayendo dentro de la fosa y
encima del féretro que contenía un cuerpo ya sin vida. Esa masa de carne y hueso
ya no respondía, frió y rígido quedo en la profundidad de la arena.


Pero el ente que animo en su momento ese cuerpo seguía escuchando,
analizando la situación que estaba sintiendo en ese momento y a la vez se hacia
muchas preguntas:

 -¡Pero…¿Qué pasó? ¡Parece que estoy muerto! ¡No puede ser!!!Ahora que me acuerdo
y analizando en frió apenas tenía entendido que me iban a operar de apendicitis
en el hospital del Seguro Social. Era una operación bastante sencilla, sin casi
riesgos y no puedo creer que este muerto. ¿Que voy a hacer ahora? ¿A dónde voy a
parar? ¿Iré al cielo o al infierno?

 El pensamiento comenzó a elevarse y se fue alejando cada vez más  de
la  familia, de la casa, del barrio, del estado del país y del mundo. El cuerpo eterico, con forma humana pero traslucido, brillante, empezó a vagar por
confines desconocidos, jamás nunca vistos, y dedujo que si estaba muerto esos
parajes eran los del cielo, sin duda.


Empezó a vagar en esas dimensiones hasta que llegó a un gran portón
blanco, como las nubes, y afuera estaba un viejito con barba usando una túnica
blanca  como vestido que le cubría todo el cuerpo, hasta los pies, ojos azules 
y en su mano derecha sostenía un gran aro metálico dorado, como con doscientas
llaves de diferentes diseños. En un aviso de neon color azul celeste pegado en
la pared que sostenía el portón se leía: el cielo.


-Buenos días- dijo más telepáticamente que hablando el recién llegado

 -Buenos días- respondió el viejito.

 -Disculpe señor- le dijo nuevamente el recién llegado al tiempo que miraba al
viejito de arriba abajo -¿Ud. es San Pedro? 


-¡Bingo! ¡Me supongo que te costo mucho adivinar quien soy!-le dijo el
viejito-¡Quien crees tu que pueda ser aquí en el cielo y con este bojote de
llaves en la mano?

 -Mire señor San Pedro –le dijo el recién llegado con mucha frescura como si lo
conociera de añas atrás- yo creo que estoy muerto desde ayer, me metieron al
quirófano para operarme de apendicitis en el Seguro Social de la tierra y vea lo
que sucedió, ahora estoy muerto. Entonces te agradezco que me vayas indicando el
lugar que me corresponde y que es lo que voy a  hacer aquí en el cielo

 -¡Ya va, poco a poco, que apenas vais llegando y ya queréis mandar más que un
alternador de avión!¡Calmate por favor, que aquí todo tiene su proceso. ¿Cuál es
tu nombre y apellido terrestre?

 -¿Nombre y apellido?- preguntó asombrado el recién llagado –Y…¿Se puede saber
para que es eso?

 -Eso es para un control que llevamos aquí en el cielo para saber si la persona
se murió el día que le tocaba o murió en otra fecha, es una cuestión de control
y evaluación solamente. Tu me dices el nombre y yo te busco aquí en el
computador y te damos de alta en la tierra y te recibimos por aquí. Aja…¿Nombre
y apellido.? 


-Bueno, yo me llamaba Antonio Medina.

 -Vamos a ver, vamos a ver-le dijo San Pedro al tiempo que pulso en el computador
varias teclas y le dio enter, pii, puuu, pii, rataratarata, se iluminó la pantalla
y apareció una lista de nombres  y apellidos- Marjal, Medrano, Mármol, Molleda,
Moncada, Mensias; ¡ay mijo!, lamento decirte que tu no estas aquí en esta lista.
A ti no te correspondía morirte en el día de ayer. 


–Pero…¡No puede ser!!!¡Si yo estoy muerto desde ayer. Si ya me hicieron
velorio, entierro, misa de cuerpo presente y todo! -seguía replicando todo
extrañado.

 -¡Vamos a ver, vamos a ver!- seguía diciendo San Pedro al tiempo que pulso de
nuevo las teclas del computador, pii,puuu,rataratattattaaata y le dio enter de
nuevo, y apareció otra lista de nombres y apellidos –Vamos a ver, Marjal,
Medrano, Moncada, Medina, Antonio Medina, aquí estas en esta lista, pero esta es
la lista de los que les toca morirse el 5 de Enero del año 2020.

 -¡Ve chico!…¡Esas son las vainas del Seguro Social!! –le contestó malhumorado
el recién llegado