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La vida según Neruda

No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente Tú has hecho tu vida.

Acepta
la responsabilidad de edificarte a ti mismo, el valor de acusarte en el
fracaso
para volver a empezar, corrigiéndote.

Nunca
te quejes del ambiente o de quienes te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente
supieron vencer, las circunstancias son buenas o malas según la voluntad o
fortaleza de tu corazón. Aprende a convertir toda situación difícil en una
arma para luchar. No te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu suerte, enfréntate
con valor y acepta que de una u otra manera son el resultado de tus actos y la prueba que has de ganar. No te amargues de tu propio
fracaso, ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote
como niño.

Recuerda
que cualquier momento es bueno para comenzar, y que ninguno es tan terrible para
claudicar.

Deja
ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu dolor, de tu
fracaso.

Si
tu has sido el ignorante, el irresponsable, Tú, únicamente, Tú, nadie pudo
haber sido Tú.

No
olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro es
tu presente.

Aprende
de los fuertes, de los audaces, imita a los enérgicos, a los vencedores, a
quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.

Piensa
menos en tus problemas y mas en tu trabajo, y tus problemas, sin alimento, morirán.

Aprende
a nacer desde el dolor y a ser más grande, que es el mas grande de los obstáculos.

Mírate
en el espejo de ti mismo.

Comienza
a ser sincero contigo mismo. Reconociéndote por tu valor, por tu voluntad y por tu debilidad para justificarte.

Recuerda
que dentro de tu hay una fuerza que todo puede hacerlo, reconociéndote a ti
mismo, mas libre y fuerte, dejaras de ser un títere de las circunstancias,
porque Tú mismo eres tu destino.

Levántate
y mira por las mañanas, y respira la luz del amanecer.


eres la parte de la fuerza de la vida.

Ahora
despierta, camina, lucha.

Decídete y triunfarás en la vida. Nunca pienses en la suerte, porque la suerte es
el pretexto de los
fracasados.

Atribuido a Pablo Neruda