El exceso de

cesáreas es motivo de preocupación a nivel mundial. Las organizaciones
internacionales para la salud, han expresado su preocupación por el aumento de
la frecuencia de nacimiento quirúrgico y los investigadores no han logrado
demostrar una disminución de las complicaciones para el feto y el recién nacido
en relación al aumento de dicha operación.

Las causas
que más afectación potencial presentan para el recién nacido, son las
indicaciones menos frecuentes de operación cesárea, o sea que las indicaciones
actuales más frecuentes de cesárea solo incrementan el índice de la misma, pero
claramente no mejoran el resultado perinatal.

En los
Estados Unidos, se han propuesto como meta
alcanzar una incidencia del 15%, reduciendo en 10 puntos la actual frecuencia
de 25%.

La mejor
manera de presentar una frecuencia lógica de operación cesárea, es una cuidadosa
indicación de la primera cesárea. Esto implica en primer lugar respetar los
tiempos de la Obstetricia, que no son iguales a los tiempos sociales.

En segundo
lugar, evaluar celosamente la evolución del trabajo de parto, de manera que
cuando se indica una operación, quede claro que no tenemos otra alternativa. De
esta manera no incrementaremos la frecuencia de operaciones más allá de lo
necesario, dado que existen situaciones que irremediablemente son indicación de
nacimiento quirúrgico.

También tiene
un papel la paciente que motivada en determinado grado de ansiedad no resuelta,
solicita al profesional la realización de una cesárea.

Esta paciente debe ser
informada, acerca de los beneficios que para ella y su bebé implica un
nacimiento vaginal como por ejemplo: una rápida restitución al hogar en
condiciones plenas de hacerse cargo de su hijo, una rápida instalación de la
lactancia, eludir los riesgos potenciales de un ingreso a quirófano que solo
deben correrse con la debida justificación y pos sobre todas las cosas, luego de
un nacimiento vaginal, es mucho menos probable que el próximo sea quirúrgico.

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