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La importancia de los abuelos en la crianza de los niños

Se ha comprobado que los abuelos que pasan más tiempo con sus nietos hacen de estos niños seres más sanos y felices. ¡ No permitas que tus hijos se pierdan esa oportunidad !


Los abuelos, son una parte vital en la crianza de chicos sanos y felices. La
mayoría de los abuelos desearía que sus nietos tuvieran algunas de las mismas
agradables experiencias que ellos tuvieron en su infancia, -que hoy en día no
son tan habituales-, y están dispuestos a dejar mucho para conseguirlo.


Por ejemplo, desearían que sus nietos tuviesen la ayuda y el sostén de una
familia unida, cariñosa y atenta, que concurran a escuelas seguras, y que vivan
en vecindades seguras.

Y
saben muy bien que, desempeñando un papel cada vez más activo en las vidas de
sus nietos, pueden tornar todos estos deseos en realidad.


Pero, lo sabemos, no siempre es fácil para los padres eludir las muchas veces
conflictivas relaciones con sus propios padres.


De todas maneras, esto no quita que sean muchos los padres que saben que una
fluida relación entre abuelos y nietos, es como una recompensa para todos los
integrantes de la familia, sobre todo en una sociedad cada vez más compleja,
donde las mismas demandas del trabajo pueden tornar algo dificultosa la total
implicación de los padres en las vidas de sus hijos.


Por eso mismo, hemos preparado estas sugerencias que pueden ayudar a maximizar
la relación entre nietos, hijos y sus padres, logrando que esta relación
intergeneracional sea más manejable para todos, y poder aprovechar este nuevo y
mejorado vínculo en beneficio de todas las partes.


Como padre, debería saber que los abuelos y la familia extendida pueden
convertirse en una gran ayuda para la crianza de sus hijos, sobre todo si tiene
un estilo de vida muy ocupado.

Relaciones intergeneracionales

Los abuelos pueden vivir lejos o cerca, ser más cariñosos o más reservados, más
atentos o menos preocupados, pero, en todos los casos, la mayoría de los padres
los valoran como una imprescindible fuente de amor y educación para los niños, y
como una gran ayuda para sí mismos, gracias a la experiencia que pueden
aportarles con respecto a la crianza de los pequeños.


Los niños tienen generalmente una relación más relajada y cómoda con sus
abuelos, antes que con sus padres. Esto es así por que su rol, más que de
educadores, puede ser el de “compinches”, dispuestos a ser más tolerantes de sus
travesuras.


Los abuelos siempre brindan una gran confianza, por lo que los niños desarrollan
amistades verdaderamente férreas con ellos.

Los abuelos protectores


En la mayoría de las familias, luego de sus padres, los chicos buscan en primer
lugar la protección de sus abuelos, frente a las situaciones conflictivas.


Según diversos estudios, el 90 por ciento de los abuelos ha admitido tener un
rol decisivo en la crianza de sus hijos, al margen del compromiso o des
compromiso de los propios padres en relación con la crianza de sus hijos.

Si
bien es cierto que muchas veces los estilos de crianza y educación pueden ser
muy diferentes entre los padres y los abuelos o la familia extendida, respecto a
comida, vestimenta, permisos, prohibiciones, etc., no menos real es que estas
diferencias son mínimas en relación con todo lo que podrían aprender y ganar los
hijos en la relación con sus demás familiares, y con el alivio que los mismos
pueden otorgarle a los padres, al ayudarlos con la crianza de sus hijos.


Puntos irresueltos, relaciones ríspidas


Algunos padres sienten que sus padres intentan estar demasiado implicados en la
crianza de sus hijos. Algunos abuelos, por el contrario, sienten que sus hijos
esperan demasiado de ellos, en relación con el cuidado de los niños

Por su parte, los diferentes valores, cosmovisiones, creencias religiosas,
distancias, relaciones, y otros tipos de problemas, -grandes y pequeños-, pueden
obstaculizar estos lazos de fraternidad y apoyo.


Otras veces, cuestiones del pasado que han quedado sin resolver, vuelven a salir
a la superficie en el momento en que se discute la crianza de los chicos,
causándose así tensiones y problemas inesperados.


Un conflicto muy común que puede surgir, es el de aquellos padres que se sienten
confusos y lastimados al ver que sus propios padres parecen ser más cariñosos y
amigables con sus nietos, a diferencia de lo que lo eran con ellos cuando eran
chicos (si, están celosos…).


Como adultos, los padres deben intentar entender a sus propios padres, saber que
ellos se encuentran en otra etapa de sus vidas, aceptar los cambios de
personalidad, y, en última instancia, perdonarlos.


Muchos pueden no estar completamente enterados de cómo las presiones y las
circunstancias de vida que sus propios padres pudieron haber experimentado en el
pasado, pudo haber contribuido a una carencia de atención a sus propios hijos,
que tal vez ahora intenten remediar…


Los especialistas sugieren a los padres que en cualquier caso se acerquen
cariñosamente a sus propios padres y madres, diciéndoles, "Me molesta que
intenten meterse constantemente en mi propia forma de educar a mis hijos.


Ustedes tienen que saber que cuando me sienta inseguro sobre algún aspecto, yo
misma seré la primera en consultarlos" o "Los veo más relajados y juguetones con
mis hijos que como los eran conmigo cuando era niño.


¿No sienten lo mismo? ¿Podrían decirme a que se debe este cambio, y en que
podría ayudarme su experiencia para que yo no cometa los mismos errores con mis
hijos?".


Respondiendo a necesidades especiales


Otra fuente de conflicto, puede presentarse cuando los abuelos no son
conscientes de cómo responder a las necesidades especiales de un niño con
problemas de conducta déficit de atención, o desorden emocional.


Podrían, por ejemplo, aplicar la férrea disciplina con la que ellos mismos
fueron criados, sin aceptar que esta modalidad no siempre es eficaz con los
niños que tienen necesidades especiales.


Por eso, los expertos sugieren también a los abuelos aprender más sobre estas
discapacidades, antes que tratar de darles la espalda, y ver como podrían
cambiar su conducta en base a este nuevo conocimiento.


La importancia de una buena comunicación


La razón más frecuente de los problemas surgidos en este tipo de relaciones aquí
descriptas, son los malentendidos o las carencias de comunicación.


Por eso, los especialistas afirman que la paciencia y la comunicación, son
puntos clave para que las familias puedan alcanzar un mayor nivel de confianza
que les permita superar sus problemas.


Los padres deben ser directos y abiertos con respecto a sus sensaciones. La
falta de comunicación, o la utilización incorrecta de la misma, solo logra que
el enojo, la frustración y la decepción, crezcan silenciosamente.


Por lo tanto, los expertos recomiendan llevar a cabo una “conferencia familiar”.
La misma, deberá darse en algún ámbito tranquilo y relajado, como un fino
restaurante o un parque, y allí mismo los hijos podrán hablar de su caso. Si los
problemas continúan, se recomienda encontrar algún mediador (terapeuta familiar,
amigo mutuo, cura, rabino) para ayudar a destrabar el conflicto.


Respetando la experiencia

Los abuelos, poseen una visión y experiencia de vida muy valiosa, que puede
ayudar mucho a todos los miembros de la familia. Pero, paradójicamente, nuestra
sociedad no respeta a estos adultos como en algún tiempo supo hacerlo.


Es por eso, que son varias las voces que se alzan en defensa de retornar a este
perdido valor, restableciendo el significado que implica ser un miembro mayor de
la familia, revalidando el papel de los ancianos, y aceptando que muchas veces
su experiencia supera a cualquier momento o coyuntura histórica.


De hecho, en muchas otras culturas, no es nada extraño encontrar a abuelo
viviendo con sus hijos y nietos, y siendo el principal referente familiar.

Los abuelos representan a la tradición y a los valores de la familia. Y pueden
resultar fundamentales en las complejas sociedades actuales, donde la
incertidumbre se ha apoderado de todos los ámbitos de la vida, especialmente en
todo lo referido a las relaciones humanas.

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