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La historia del turismo (IV)

Acto IV: El que no sale nunca de su tierra vive lleno de prejuicios (Goldoni)

Viajar para conocer y descansar no resultaba del todo
placentero ni estaba al alcance de cualquiera, especialmente por carencia de
dinero, peligros de todo tipo y falta de transportación adecuada.

Pero con el
correr de los años el hombre, tozudo por naturaleza, no se detuvo; mejoró el
transporte en general, transmutó la carreta, la mula, el caballo, el tren, el
barco, la balsa y el aeróstato por el avión. Lógicamente el mundo se achicó.

Y
fue todo suyo. Negociantes emprendedores comprendieron que el "yeite" no solo
estaba en hacer viajar a sus conciudadanos, sino propender la visita de los
extranjero y brindarles lo mejor de lo mejor para que regresaran nuevamente.

La
Argentina, ya en el Siglo XX, también tuvo sus impenitentes viajeros,
especialmente durante el gobierno de Carlos Menem, quien en tal sentido
batió todo tipo de récords, ya sea computando los kilómetros volados y los
séquito transportados: no faltaron los peluqueros o "coiffeur", las modistas
aserranadas, los masajistas y los profesores de tenis; no se olvidaron de los
médicos, podólogos y el inefable "petiso bolú" que hacía el papel
de bufón, como así también fabricantes de camisas metidos a imprenteros.

Realmente, los viajes eran una joda viva y para alguna persona, perjudicial. La
modista Serrano, v.g., no solo perdió mucho, mucho dinero porque
Zulemita
no le garpó un morlaco, sino que su prestigio se vino abajo como
bolainas de cebú.


Francisco Mayorga,

que fue Secretario de Turismo porque había corrido en "Turismo Carretera",
tampoco se quedó atrás: gastó mucho y no logró nada, sino incrementar las deudas
del Estado. Hasta perdimos los “Juegos del 2004”, a pesar de la
millonada que invirtió en regalos de todo tipo y color.

El Turismo receptivo se
redujo ostensiblemente, a pesar de las cifras dibujadas por la Secretaría del
ramo y la ASOCIACION ARGENTINA DE AGENCIAS DE VIAJES Y TURISMO.


Interin, hasta el último día de la gran milonga menemista, los funcionarios de
la Secretaría de Turismo y los titulares de las organizaciones privadas de
nuestro país, asistieron a cualquier Simposio, Work Shop, Conferencia, Feria,
Congreso, Remates, Baratas y Mercados de Pulgas
que se realizaran en Nueva
York, Sudáfrica, Tanzania, Rusia, China, Corea, Sumatra, Bosnia, Vietnam,
Pakistán etc. Querían equipararse a los viajes que otros funcionarios argentinos
realizaron a Croacia, Panamá, Ecuador y Venezuela, por ejemplo, para promover la
venta de cañones (sin dulce de leche), municiones y matagatos.

Y
ahora veamos otro gran curro. Si alguien cree que las FIT’1999, 2000 o 2001,
por ejemplo, se concretaron para incrementar el turismo en la Argentina, resulta
verdaderamente ingenuo y propenso a comprar tranvías aun cuando ya no existe ese
medio de transporte para gente humilde.

Es
un acto de imbecilidad pensar que con esa reuniones se pudiera fomentar la
llegada de extranjeros a un país caro en demasía. Las FIT solo fueron un
negocio redondo para la ASOCIACION ARGENTINA DE AGENCIAS DE VIAJES Y TURISMO,
una entidad con fines de lucro que embolsó mucha mosca desde que
logró ser la organizadora.

Y si alguien llegó a creer que el turismo interno
y/o receptivo iba a crear un millón de puestos de trabajo, aún está en el
Jardín de Infantes. Yo afirmé que si algún día se llegaba a 100 mil, nos
podíamos dar por satisfechos. Bueno, debí decir 10 mil…


Alguien tuvo la osadía de exagerar que la FIT’2001 fue un 40% superior a
la ”00. Posiblemente hayan existido más expositores, pero el 85 % de ellos
apuntaba al alicaído Turismo hacia el exterior y no dentro de nuestro país. El
Osama bin Laden modificó de manera ostensible los planes de viajes a
exterior.

Toda la estantería se vino abajo y nos tomó desprevenidos como para
aprovechar la bolada para atraer gente, no para hacerla salir. Siempre se apuntó
para afuera, nunca para adentro. Tómense el trabajo de ojear las revistas
especializadas de antes del 11 de setiembre y hagan una análisis de lo que
publicitaban las agencias líderes. Después me cuentan. Mi e-mail es de libre
acceso.

Es
obvio que si no hay mejoras en la macroeconomía ni un mayor apoyo del
Estado a las Agencias de Turismo
, todo seguirá igual. Dadas las
circunstancias – espero estar errado – el Turismo no avanzará, sino que
retrocederá.

Esto es tan real como la notable promesa de Menem cuando
afirmó que íbamos a viajar desde la Argentina a Japón, en cohete estratosférico.
Solo le faltó mencionar que las tripulaciones iban a estar al mando del Capitan
James T. Kirk y del Señor Spock.


Duele – y da envidia – que en la mayoría de los países del primer y segundo
mundo, el Turismo bien entendido es la principal industria, “sin
chimeneas ni polución”.
En Francia, posibilita ingresos que superan
ostensiblemente a la floreciente industria automotriz.

En España, es la
principal fuente de ingreso de divisas. Y no hablemos de Estados Unidos,
México, Cuba y todo el Caribe. Oportunamente México y Costa Rica
publicitaban sus bondades en las señales de cable. ¿Y nosotros? Solo jabones,
desodorantes, champúes y "Tulipanes"… ¿Qué estamos esperando, qué nos
coman los albatros?

La
Argentina, es un país a contramano: no avanzamos sino que nos retrotraemos. Y
cada vez más, porque estamos acostumbrado que así sea. Vivimos boludeando, como
cazando cachirlas. Todo son palabras y más palabras (ergo: sanata); de
positivo, nada.

¿Qué nos impide que nos conozcan cada vez más por las cosas
buenas y no por las taradeces? Debemos promocionar a la Argentina a través de
las señales de cables, pero la campaña debe ser organizada por quien conozca del
tema y no por ginecólogo u obstetras


Para colmo de males salía más barato viajar a Disneyworld que pasar un
día en el “Parque de la Costa”, “La Ciudad de los Niños”, “El
Balneario La Salada” o “La laguna de Chascomús” o visitar el lugar donde "El
Potro" Rodrigo se mató por no usar el cinturón de seguridad.

Ahí
pensaban construir un Santuario, un Monolito y un Anfiteatro, para incrementar
el turismo-sádico y lograr grandes ganancias con la venta de CD,
posters,
medallas de la buena suerte, réplicas de San Cristóbal (el patrono
de los automovilistas), etc. ¿En qué habrá quedado tamaño proyecto?

Continuará…