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La historia de al lado

Bienvenidos Egresados!…

Nos reencontramos después
de 35 años de egresados de la Escuela Secundaria. En realidad hacía “sólo” 10
años que nos habíamos visto casi todos la última vez. Como antes, esta vez
también faltaban los sin entusiasmo de siempre. Algunas cosas han cambiado.

Estamos más viejos? Algunas cabezas más blancas, algunos abdómenes más
prominentes, algunas patas de gallo….Algunos divorciados más, algunas
viudas… Pero también más hijos profesionales, en países lejanos, casados y,
maravilla de la vida, más nietos.

Todos nosotros, la vida en Argentina, con stress, colesterol, meno y
andropausia, necesidad de ir a caminar y hacer aeróbicos, por el corazón, no?

Y de pronto esa compañera, esa, la morochita, la que era seriecita, me pregunta:
Cómo va tu libro de historias de amor? Porque te puedo contar una, la mía…

En el último año del secundario me enamoré como uno solo se enamora a los 17
años. El estaba siempre cerca mío.

Nos sentábamos juntos en clase, venía a
estudiar a mi casa, íbamos a los bailes, hablábamos de nuestros sueños, de
nuestros problemas, de nuestras ilusiones, como los adolescentes no?. Su máximo
anhelo era seguir en la Universidad y ser profesional para tener una “posición
desahogada”.

Prefería las chicas morochas y delgadas. Como de estas dos
condiciones yo cumplía una, me puse a dieta y bajé 5 kilos. Pero nunca, nunca
avanzamos en el tema de estar enamorados.

Hasta que decidí, precursora entre las mujeres de nuestra época, hablar yo del
tema. Y la contundente respuesta fue: te quiero mucho, me gustas mucho, pero no
puedo, Y no por vos, sino por mi. Tengo que estudiar, recibirme, tener una
posición y después tener novia.


La secundaria terminó y la magia se esfumó. La vida nos llegó por distintos
caminos.

Una tarde, cinco años después, tocaron el timbre de mi casa. Era él que me venía
a buscar, con sus sueños cumplidos, para retomar donde habíamos dejado….

Y entonces? Pregunté intrigada.

Esa mañana me había casado con mi marido, mi querido compañero de estos 30 años.

Me quedé pensando en cómo el destino tejió su trama. En las historias de las
personas que estaban a mi lado que no supe, ocupada como estaba en mis propias
historias de amor.

Julio/2002