Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

“La Cazadora”

Comenzó como un juego de mujeres a principios de la década del ´60 se
practicó en la mayoría de los patios de las escuelas. Sus reglas son sencillas
y sólo se necesita de la destreza  de
sus jugadoras.

A principios de la década del ´70, el juego incluyó a los varones y en
algunas escuelas rurales, luego de algún festejo de fecha patria o aniversario
que convocaba a los vecinos de la zona, también se puso en práctica incluyendo
jugadores de las más variadas edades y con equipos mixtos.

El único elemento necesario para practicar “La Cazadora” es una pelota
de goma de mediano tamaño, que facilite su captura entre las manos de los
jugadores. Cabe destacar que prácticamente ya no existen en el mercado
comercial pelotas de esas características.

Los equipos ideales debían contar con cinco o más participantes, para
hacer más emocionante el juego.

El campo de juego podría ser la calle de tierra o un patio en el que se
pudieran trazar dos rayas, detrás de las que se ubicaban los equipos. La
distancia entre las rayas era pactada entre los jugadores, que consideraban la
fuerza de envío del balón, aunque nunca podía ser menor de 5 o 6 metros.

El juego se iniciaba con el envío de la pelota de un campo a otro.
Cuando el miembro de un equipo “cazaba” la pelota en el aire, se ganaba el
derecho de pasar al campo rival, donde debería tratar de capturar la mayor
cantidad de envíos de su equipo, siempre con la premisa que la pelota no debía
caer al piso, lo que invalidaba cualquier jugada.

Cuantos más jugadores pasaban al campo rival, más fácil sería para el
resto del equipo avanzar en la conquista del terreno rival.

El juego
culminaba cuando un equipo lograba pasar totalmente al campo rival.