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Historias que las plantas nos cuentan

Cada elemento vegetal suele estar asociado a una leyenda o a un breve cuento revelador de costumbres, tradiciones y culturas de nuestro planeta.

Desde hace miles de años la Medicina Tradicional China brinda diferentes<br /> caminos para mejorar la calidad de vida

Todos
y cada uno de los
elementos de la naturaleza
(hasta una brizna de hierba) pueden
sorprender si se es capaz percibir como interactúan entre sí.

Y
una gran ayuda para acometer esta labor la proporcionan las leyendas.

Se
sabe, gracias a técnicas científicas avanzadas, que las plantas reconocen y
perciben el odio y el amor del ambiente que las rodea.

Todos
los seres de este planeta, en sus manifestaciones de vida, están
interrelacionados, resulte evidente o no.

Siempre
que les suceda a ellos algo, le sucede a toda la humanidad.

El
reino vegetal y animal están unidos por lazos invisibles y no darse cuenta de
esta
verdad
implica desconocer el lugar que ocupamos en el universo.

VADEMÉCUM VEGETAL

Dentro
de las leyendas populares se fue generando toda una farmacopea insólita
concentrada en una lista de hierbas medicinales, benéficas y maléficas que debían
ser recogidas en tal o cual momento.

Incluso se ha llegado a afinar tanto que,
dentro de su simbolismo y magia, casi existe una especie de vademécum vegetal
dedicado a las más curiosas actividades. Por poner tan solo unos ejemplos,
existen:

Plantas que
se emplean para consultar el futuro: amapola, margarita…

Plantas que
sirven para pronosticar el tiempo: almendro, junco, lirio, malva, mimbre…

Plantas que
se usan contra las tormentas y los rayos: ajo, laurel, tomate, tomillo…

Plantas que
sirven para evitar el mal de ojo: amapola, ajo, albaca, laurel…

Otras
especies supuestamente dan muy mala suerte: los cactus, y la hortensia.

Entre
los árboles: la higuera, el nogal y el ciprés.

Algunas
especies son ambivalentes, proporcionando buena o mala suerte siempre desde el
punto de vista de la persona afectada. Serian el perejil, el laurel y el trébol.

Curiosamente, los llamados siete magníficos, es decir, ajo, cebolla, col, limón,
manzana, uva y zanahoria, reconocidos por muchos expertos como los vegetales que
más beneficios aportan en 1a dieta diaria, están llenos de variadas leyendas

Perejil

Elemento
tan cotidiano como el perejil ha dado origen a diversas supersticiones tanto de
signo positivo como negativo, ya que es un símbolo de muerte pero también de
resurrección.

Tiene fama de hierba misteriosa porque sus semillas tardan mucho
en germinar y de esta circunstancia ha surgido el dicho”: van siete veces con
el diablo y vuelven otras siete antes de germinar”.

Para contrarrestar este
posible influjo malévolo se recomienda sembrar perejil el día de Jueves Santo
y poner un poco perejil a San Pancracio, porque dicen que atraerá dinero (1as
mismas virtudes que se atribuyen a la llamada planta del dinero.

Los
gladiadores llevaban perejil
en la creencia (a veces inútil) de1es daba fuerza
y astucia. Sin embargo, da mala suerte regalar perejil, aunque se desconoce el
motivo.

Laurel

Igual
que la margarita, el laurel tiene su origen en la metamorfosis de una ninfa
(Dafne).

El
recurso de transformarse en plantas era un método muy utilizado por las bellas
ninfas para escapar del acoso sexual de algún lascivo Dios del Olimpo.

Apolo,
el galán que la cortejaba, al comprobar su fracaso, dijo a Dafne: Si no puedes
ser mi amante, me serás consagrada eternamente. Tus hojas serán siempre verdes
y con ellas me coronare.

Así
consiguió que la ninfa Dafne y el laurel pasaran a ser una misma cosa y que se
consagrara este árbol de hoja perenne a Apolo. De este mito surgió una forma
de magia adivinatoria: la dafnomancia, muy usada en la antigüedad, que consistía
en arrojar al fuego una rama seca de laurel. Si chisporroteaba era buen
presagio; si ardía sin hacer ruido, era de esperar algo malo.

Se
mascaban hojas de laurel para ayudar a entrar en trance y adquirir el don de la
profecía. Así lo hacían las pitonisas, las sibilas y las sacerdotisas.

El
laurel, al igual que las plumas de águila y la piel de foca, protegen contra el
rayo, que nunca cae sobre ellos.