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¿Madre completa?

Lo que acabo de exponer me da pie para tratar el último punto  de la introducción y a lo que va el título de la monografía, pero desde dos ecuaciones que se me ocurrieron ahora: Salud femenina=madre completa=>hijo a cualquier precio = Madre en falta.

En la sociedad patriarcal hay un claro predominio masculino en la elaboración  de todo discurso del amo. Por eso es importante que sepamos como los médicos en distintas épocas han considerado a la mujer. En el año 1900 a.C. se pensaba que el origen de todos los problemas de las mujeres se debía a la mala posición del útero y proponían diversos medios para hacerlo volver a su sitio , y lograr así la recuperación de la salud (ó sea poder parir).

Para Hipócrates las mujeres eran seres llenos de jugos y consideraba que el embarazo y la maternidad tenían una influencia favorable en tanto aumentaban la capacidad del cuerpo femenino para desprenderse de fluidos. Es decir, que aquella que no los eliminaba estaba enferma. Hipócrates decía algo así: "si queda encinta , se purgará al dar a luz y con estas materias eliminadas recuperará la salud".

Para Aristóteles las cosas no eran muy diferentes "El hombre, como en los animales  se convierten en seres complementarios que hacen prestaciones diferentes. El hombre es el principio motor y generador, en tanto la mujer se limita a proporcionar el principio material: ella ha perdido su  esperma creador, no es más que un receptáculo" (otra vez vemos el lugar de la mujer en falta, sin un hijo).

Estos pensamientos de la medicina griega se han pasado al imperio Romano, de allí al Oriente y en Occidente cayeron en propiedad de los clérigos que colocaban a la mujer en una posición inferior, eran la carne, lo prohibido. Pero con la disección se renovó la práctica y los nuevos pensamientos médicos, buscaron en el interior del cuerpo

humano la confirmación. Surgen así los primeros cirujanos (siglo XVI). El obstetra tardará un poco más en aparecer, pues hasta ese momento la obstetricia estaba en manos de las matronas.

Rescatemos de este relato que la mujer era más saludable cuanto más hijos podía tener. Y que sus enfermedades que no eran observables (dolor de muelas), antes de que existiera la disección, se adjudicaban al útero.

Pero que pasa hoy con esas mujeres que no pueden  responder a la representación del ideal maternal, pero tampoco pueden hallar un lugar como sujetos dentro del discurso en el que son reconocidas como mujeres solo si se sitúan exclusivamente en función de su cuerpo. Siendo la mujer infecunda considerada pura negatividad, aquello que se resiste a incluirse en la cadena significante en la que se desliza el deseo. La maldición recae en el cuerpo , como si este fuera responsable de un fracaso que  en verdad es imputable a una operación simbólica. Se supone que el hijo se concibe cuando se habla de él , cuando en el seno del discurso de los padres se le abre un espacio, se le destina un sitio, se lo imagina y se lo simboliza como posible.

 Por la Lic. Marcela Pugliese