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Falta de orgasmo, un problema que tiene solución

La educación sexual que recibieron las mujeres de mediana edad, sumada a las presiones por las que atraviesan en la vida cotidiana, pueden transformarse en un cocktail explosivo que les quite el placer de experimentar un orgasmo. La buena noticia, es que esto tiene solución

Durante mucho tiempo, la mujer debió transcurrir su
vida
sexual
dentro de una sociedad machista que constantemente le negó su legítimo
derecho al goce sexual, ya sea por razones (o sinrazones) de orden religioso,
moral, o conservador.

De esta forma, la sexualidad sólo estaba ligada a la
reproducción.

A raíz de esto, no es extraño que hoy en día aparezca un
gran número de mujeres de mediana edad que experimentan
anorgasmia, una de las
disfunciones sexuales más comunes en las mujeres.

Los estímulos que necesitan las mujeres para poder alcanzar un
orgasmo, son muy variables entre sí, por lo que es imposible dar una receta para
lograr el orgasmo.

Están aquellas que, sólo con sus fantasías eróticas y sin
estímulo físico, pueden llegar al orgasmo. También se pueden encontrar mujeres,
que para alcanzar este placentero éxtasis, necesitan una estimulación intensa y
prolongada.

Pero poco importa el camino si se puede llegar al orgasmo,
puesto que éste no varía según el tipo de estimulación.

¿Pero… que sucede cuando las mujeres, no logran llegar a
esta meta? Por empezar, habría que entender que, en un orgasmo, se producen
repetidas
contracciones de los músculos de la vagina.

Los estímulos que provocan esas contracciones asociadas con la
tensión y el clímax, provienen de estructuras nerviosas que se encuentran
en el clítoris y la vagina.

Así, cualquier alteración de estas estructuras, que transmiten
información al cerebro, como por ejemplo una enfermedad, determinados
medicamentos, o traumatismos, puede impedir el orgasmo.

Según los especialistas, las mujeres que manifiestan falta
de orgasmo, se pueden ubicar en tres grupos:

En primer lugar, están
aquellas que nunca pudieron tener un orgasmo, segmento que representa el 10 por
ciento de los casos.

Luego, se ubican aquellas que, habiendo experimentado orgasmos
normalmente durante toda su vida, han dejado de tenerlos.

Finalmente, se encuentran las mujeres que sólo consiguen
llegar al orgasmo en circunstancias de estimulación muy específicas, como
situaciones con exhibicionismo o lenguaje violento.

Mientras que este último caso obedece únicamente
a razones psicológicas, los dos primeros también pueden tener relación con
causas orgánicas, aunque mayoritariamente tienen sus raíces en la
psiquis, y, de hecho, las causas orgánicas sólo representan un 5 por ciento de
los trastornos del orgasmo.

Entre las causas psicológicas que
mayor incidencia tienen en los casos de falta de orgasmo, podemos encontrar a
la ansiedad relacionada con la expectativa del orgasmo, y al autocontrol en las
relaciones sexuales.


Sucede que al centrar excesivamente la atención en un orgasmo, e intentar
controlar sus tiempo y desarrollo, solo se logra inhibirlo.

Los especialistas señalan que estos casos son uno
de los principales motivos de anorgasmia por causas psicológicas. El otro,
tiene que ver con los sentimientos de culpa generados por motivos supuestamente
“morales”, o por falta de afecto hacia la pareja.

Las
soluciones para cada caso

En el caso de que la
mujer nunca haya experimentado un orgasmo, se intenta que pueda
abandonar su obsesión por conseguirlo, para sólo concentrarse en el placer que
podría sentir.

Para esto, se
trabaja mucho con la masturbación, un sencillo método con el que se puede lograr
un orgasmo con las mismas características que las de una relación sexual, pero
sin la presión del cónyuge.

Cuando se logran
los primeros orgasmos, se adquiere una mayor tranquilidad, con lo que luego se
podrá experimentar el orgasmo en las relaciones de pareja.

Para el caso de que la mujer haya dejado de experimentar el
orgasmo, se busca encuadrar el trastorno dentro de tres áreas: orgánicas, por
medicamentos, o por problemas psicológicos (ansiedad, depresión, falta de
afecto a la pareja, etc.), para brindar el tratamiento correspondiente.

En el último caso, se tratan de identificar las situaciones
en que aparecen las disfunciones, para ser tratados mediante una terapia psicológica
que atienda la individualidad de cada caso.

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