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¿Estancado en el trabajo?

Con el tiempo, hasta el más excitante de los trabajos puede dejar de producirte satisfacción. Claro que es un proceso normal, y que es padecido por millones de trabajadores, pero, ¿puedes hacer algo para cambiarlo? 

¿Has comenzado a sentirte levemente insatisfecho con el trabajo que antes solías disfrutar? ¿Sientes que, si bien no eres una persona infeliz, no estás cerca de la felicidad? Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa, entonces la noticia es mala: tu actividad laboral ha llegado a un punto muerto.  

Cuando la gente asume nuevas responsabilidades, por lo general, tienden a sentirse involucrados con su trabajo, a medida que sube el nivel de desafío. Una vez que las responsabilidades son dominadas, la excitación y el sentimiento de compromiso comienzan a desvanecerse.

Por eso, al menos que encuentren o creen nuevos desafíos que estimulen sus intereses, las personas comenzarán a sentirse atrapadas en una meseta.     

Un círculo vicioso 

Los despidos y la fuerte tendencia a eliminar los puestos medios, sumados a las pobres leyes laborales imperantes en algunos países (sobre todo de Latinoamérica), han creado una situación en la que gran cantidad de personas corren riesgo de estancarse en sus trabajos. Ahora, los ascensos son mucho más difíciles de conseguir que en otros tiempos.
Por lo tanto, si comenzaste a trabajar para tu actual empleador pensando que tus continuas gotas de sudor serían recompensadas con un ascenso, puede que te sientas triste y desilusionado cuando las cosas no salgan según tus planes.
 

Asimismo, a medida que se hace cada vez más difícil encontrar empleo, las personas tienden a aferrarse a la ocupación que tienen; aunque no se sientan satisfechos. Sin embargo, mantenerse en un empleo tiene sus riesgos.

Si te sientes aburrido (aún cuando tienes muchas tareas para hacer), la calidad de tu trabajo probablemente se vea afectada. Y, si es así, tal vez el proceso de encontrar un nuevo trabajo sea aún más duro. 

Es tu decisión 

Existen dos respuestas posibles cuando comienzas a sentir que te has estancado en el trabajo. Puedes: 

  • Quejarte y esperar que el destino, la suerte o tu jefe te rescaten.
  • Volver a establecer tus expectativas y buscar las maneras de enriquecer tu trabajo, a través de la introducción de nuevos desafíos.  

Si eliges la primera opción, recuerda que a nadie le importa tanto tu felicidad como a ti. Podría ser una espera larga y decepcionante. Por el contrario, si decides tomar las riendas del asunto y hacer algo por tu situación, ten en cuenta las siguientes sugerencias: 

  • En primer lugar, revisa cuidadosamente tus expectativas. El sentimiento de desmotivación tiene tanto que ver con tus expectativas como con tus responsabilidades. Por lo tanto, plantéate qué es lo que realmente quieres de tu trabajo. Puede ser reconocimiento, la oportunidad de aprender nuevas cosas, poder, autoridad, etcétera. Pero, ¿tus expectativas son verdaderamente realistas con tu circunstancia actual?  

Si no has sido recompensado con el ascenso que querías, puede que haya llegado el momento de repensar los objetivos de tu carrera. Probablemente, debas establecer nuevas metas y encontrar la forma de alcanzar las actuales fuera del trabajo. En este punto, el trabajo voluntario puede ser una buena opción. 

De todas formas, es probable que tus expectativas sean realistas. En este caso, ¿qué puedes hacer para mejorar las posibilidades de obtener lo que quieres? Por ejemplo, si has aprendido todo lo que hay por aprender sobre tus responsabilidades, ¿podrías asumir tareas más desafiantes? 

  • Inicia el cambio tú mismo. No esperes que el supervisor venga a tu oficina con una respuesta. Desarrolla tus propias soluciones, anticipa cualquier objeción que tu supervisor pudiera tener, y prepara una propuesta que vaya en la misma dirección de las necesidades de la empresa y, por supuesto, de las tuyas. 
     
  • Acepta los riesgos que vienen con los cambios. Pero haz que esos riesgos sean manejables. Busca compromisos que puedas cumplir, preferentemente, cambios que puedas realizar en etapas. Algunas veces, cambios relativamente chicos terminan por hacer una gran diferencia. 
     
  • Enfócate en dónde empezar, y no dónde quieres terminar. En primer lugar, piensa cómo podrías cambiar la realidad de tu trabajo. Si eso no es suficiente, investiga los trabajos y áreas relacionadas, antes de llegar a la conclusión de que debes comenzar de cero con una nueva ocupación. 
     
  • Ten en cuenta la posibilidad de adquirir nuevos conocimientos. Cuando estás decidido a expandir tus horizontes, comienzas a ver las oportunidades que antes te pasaban inadvertidas. 
     
  • Conviértete en un mentor. Utiliza tus aptitudes y experiencia de una forma diferente. Interésate por ayudar a otros en el proceso. 
     
  • Sensibilízate con las necesidades de los otros que se verán afectados con los cambios que propones; tanto compañeros de trabajo como miembros de la familia. Explica lo que estás haciendo y por qué. Atiende sus preocupaciones. 
     
  • Sé paciente. Dale tiempo al subconsciente para que trabaje sus ideas también. Si no empujas con demasiada fuerza, a veces, las ideas parecen surgir de cualquier lado. Si estás decidido, encontrarás la solución.    
     
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