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¿Es Usted valiente con sus fantasmas?

Alonso sentía que su corazón se aceleraba ante las ofensas. ¿Por qué le llamaban cobarde?…

Ansiaba romperles la nariz a todos ellos. En aquella taberna sevillana de mediados del siglo XIX, el vino caldeaba los ánimos de los jóvenes que discutían sobre cualquier tema hasta pasada la media noche. Pero el llamarle “cobarde”, era algo que lo sacaba de quicio. Decidió encararse con ellos. 

–¡Demostradme que soy cobarde, o pedidme disculpas! 

–Bueno, contestó uno de ellos, demuestra tú que eres valiente. Toma mi puñal con empuñadura de plata, ve al cementerio y clávalo en la tierra de la tumba de tu abuelo. Mañana todos comprobaremos tu hazaña. 

Alonso salió con decisión y aunque la noche era tibia, la sintió fría. Se abrigó con la gruesa capa que su madre había cosido a mano para él. Sintió frío a pesar de ello. Entró en el camposanto y escuchó las doce campanadas de la media noche. Corriendo llegó a la tumba del abuelo.

Siempre le había temido. Aún estando vivo sentía casi horror en su presencia. Ahora muerto, sentía más que temor, pánico con la sola idea de verle de nuevo. Nerviosamente sacó el puñal. Con gesto rápido, mientras miraba hacia atrás, clavó hasta la empuñadura el arma en el suelo.

Tembloroso, sudando frío, se levantó y se abrigó fuertemente con la capa. Al empezar a caminar no pudo dar ni un paso. Sintió claramente como lo sujetaban con firmeza por la espalda. Horrorizado no se atrevió a mirar hacia atrás. Presentía que el abuelo estaba allí para castigar su osadía.

Cayó de rodillas, tembloroso, implorando clemencia. Su corazón se aceleró incontenible y sintió que se le nublaba la vista. Cuando los amigos llegaron por la mañana lo encontraron muerto, aferrado a la capa que lo cubría y cuyo extremo había quedado atravesado por el puñal clavado en tierra. ¡Esto era lo que lo había sujetado! 

¿Es posible que algo así nos esté ocurriendo a nosotros? En lugar de mirar con valentía nuestros problemas, cerramos los ojos, desbocamos la mente e imaginamos fantasmas que nos detienen, y que en realidad pudieran ser cosas que debemos remover. 

LO NEGATIVO: Rehuir el enfrentarnos a los problemas. Crear nuestros fantasmas y luego rendirnos a ellos, sin luchar.

LO POSITIVO: Mirar de frente las situaciones de la vida, caminar removiendo lo que nos detenga. 

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