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El Metegol

“Metegoles eran los de antes” suelen afirmar algunos veteranos, en
obvia alusión a la moderna versión de este juego, donde el plástico y el
acrílico lejos están de los “clásicos” y pesados metegoles de antaño.

Como su nombre lo indica, el juego no tiene demasiados secretos, o
mejor dicho el objetivo es un secreto a voces, meter gol en el arco contrario.

La añoranza de un antiguo jugador es que con los antiguos aparatos, se
podían hacer mucho mejores jugadas, como pisarla con el jugador centro
delantero (el del medio) y con un rápido y sorpresivo movimiento sorprender al
“arquero”.

Si bien no se llegaron a jugar “campeonatos”, los desafíos eran muy
comunes. Por su costo, no había tantos juegos en la ciudad y generalmente
disponían de uno o dos los principales clubes de la ciudad y alguno que otro
salón.

Las tardes se pasaban “como nada” entre ficha y ficha y cuando una
pareja se tornaba imbatible, se hacía “dueña de la mesa”. Esto quería decir que
quien deseaba jugar luego de esperar su turno, debía enfrentar a la pareja
ganadora.

Los desafiantes estaban obligados a comprar la ficha para enfrentar a
“los dueños de la mesa”.

Los jugadores del antiguo metegol eran mucho más fuertes, generalmente
de plomo o algún metal parecido.

Los aprendices debían esperar mucho tiempo para dejar de lado los
“molinetes”,  jugadas generalmente
descalificadoras .

La habilidad de los contendientes quedaba demostrada en los “tiros
libres” desde el fondo de la cancha realizados con un defensor o la gloriosa
“pisada” con el delantero medio.

Para los chicos de hoy en este juego tienen muy poca trascendencia, ya
que lo han reemplazado por el juego de “soccer” en la computadora, en la que
cuando realizan una consulta les anuncian que han logrado un “goal”, lejos de
nuestro idioma.