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El arte es para todos

Una experiencia de trabajo artístico con discapacitados. Si ellos pueden, ¿usted porque no se anima?

Tengo cierta trayectoria de trabajo
profesional como docente con grupos muy heterogéneos entre sí, ya sea por sus
edades, condición socio-cultural y en algunos casos grupos “atípicos”, por
estar conformados por personas con discapacidades intelectuales.

Con
respecto a estos últimos, es mi interés manifestar mi observación y
experiencia en el seguimiento de los procesos de crecimiento y aprendizaje en el
trabajo de pintura.

No
me referiré al aspecto psicológico ni a la
psicopatología, sino a lo que hace
a la agudización de lo perceptivo en el manejo del lenguaje plástico.

Al
haber en ellos un escaso poder de decisión, el estimulo debe ser dado con mayor energía, y hay que apelar a un
constante trabajo de desinhibición, conduciéndolos a una mayor y mejor
valorización de su producción y apreciación de su crecimiento.

Es
notable que con el transcurso del tiempo se han despertado en ellos inquietudes,
necesidad de otras propuestas y variantes, y mayor conocimiento para una mejor
resolución de la tarea.

En sus trabajos existe una gran fuerza
expresiva, desde el color y la carga matérica, una aceptable distribución el
espacio, integración, clima, pero fundamentalmente una importante apreciación
perceptiva del estimulo.

Exploran el color en una importante variedad de matices
y tonos, y construyen el dibujo y la estructura con coherencia dinámica, aunque
a veces dentro de un desorden.

Es
interesante apreciar en muchos de sus trabajos los elementos de lo torpe, lo
trivial y lo grotesco, lo que permite descubrir el sabor original de las cosas,
su expresión directa no deformada por la cultura.

Sin tener en cuenta la noción
tradicional de belleza ni ideas preconcebidas, surge el valor de lo espontáneo
o, mejor todavía, lo instintivo.

Lo
que quiero destacar en este ultimo párrafo es que toda persona, tenga o no
discapacidades intelectuales, tiene abierto ante si el camino de la expresión
artística.

Si no se considera en condiciones de encararlo no es porque no tenga
“capacidad”, sino por una actitud autocrítica demasiado dura frente a lo
que es capaz de producir, que puede ser producto de un exceso de inseguridades,
una formación cultural con concepciones estéticas convencionales, o la
incapacidad de superar la antinomia figuración / abstracción.