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Eficiencia: ¿Es usted una mosca o una abeja?

Y su empresa, ¿es tipo “mosca” o tipo “abeja”?

Evidentemente ante esta
pregunta uno tiene natural tendencia a considerarse más próximo a las delicadas,
trabajadoras, disciplinadas y simpáticas abejas, más que a las estúpidas, sucias
e ingobernables moscas.

 

Sin embargo esto no siempre
puede ser bueno para sus negocios y a continuación verá por qué.

 

Utilizamos la nota producida
por Ismael Ciman en su Newsletter “Llegó la Señal” (Nro. 29), al que ya
reseñáramos en nuestra sección correspondiente algunos números atrás.

 


¡BZZZ!!!: DE MOSCAS Y ABEJAS

 

Karl Weick describe la
adaptación en términos de “sistemas de acoplamiento flexibles”. Sostiene que la
mayor parte de la tecnología de la administración supone equivocadamente un
acoplamiento riguroso:

 

– Si se da una orden o se
define una política, éstas se siguen automáticamente.

 

“Cuanto más se ahonda en las
sutilezas de las organizaciones –dice Weik- tanto más se pregunta uno que
significa el orden y tanto más se convence de que lo eficiente, lo planificado,
lo previsible y lo durable son criterios dudosos para la evolución
satisfactoria”.

 


El Experimento:

 

Introduzca seis abejas y
seis moscas en una botella y colóquela horizontalmente con el fondo apuntando
hacia la luz de una ventana, podrá ver que las abejas no dejarán de luchar por
encontrar salida a través del vidrio del fondo, hasta que mueren de agotamiento
o de hambre; mientras que las moscas, en menos de dos minutos, habrán salido por
el cuello en el otro extremo…

 
La flexibilidad en el empresa

 

En este ejemplo, puede verse
cómo la flexibilidad adaptativa facilita los medios para que algunos agentes
puedan superar un cambio fundamental en su ambiente.

 

Es el amor de las abejas por
la luz, su misma inteligencia, lo que las pierde en ese experimento.
Probablemente se imaginan que la salida de una prisión debe encontrarse donde la
luz brilla más y obran en consecuencia, persistiendo en una actitud bastante
lógica por cierto.

 

Para ellas el vidrio es un
misterio sobrenatural que nunca han visto. Nunca antes han tenido una
experiencia en esta atmósfera repentinamente impenetrable, y más incomprensible
aparecerá este extraño obstáculo.

 

Mientras que las tontas
moscas, indiferentes a la lógica como al enigma del vidrio, hacen caso omiso del
llamado de la luz. Vuelan al azar de aquí para allá y acaban, necesariamente,
por descubrir la abertura que les devuelve la libertad.

Poseen la buena suerte que a
menudo sonríe a los ingenuos, quienes encuentran la salvación donde los sabios
perecen.

 

Este experimento nos habla
del juego de hacer frente al cambio; de la rigidez y la flexibilidad, de la
perseverancia, del ensayo-error y del azar.

 

En este ejemplo, ataduras
flexibles facilitan los medios para que algunos agentes puedan superar un cambio
fundamental en su ambiente.

 

Cada mosca vuela, atada
vagamente a su vecina y a su propio pasado. Hace numerosas adaptaciones
idiosincrásicas hasta que, finalmente, resuelve el problema de escaparse.

La flexibilidad es un activo en este caso particular, pero no está claro en que
medida y en que momento ella contribuye a un cambio afortunado, y cómo la acción
debe modificarse para que haga frente a la realidad de esta flexibilidad.

 

Si las compañías no se
adaptan, mueren.

 

La evolución aparece como un
fenómeno continuo en el mercado. Las compañías u organizaciones que tienen
éxito, son aquellas que aprenden. No esperan que el mercado las acabe, sino que
crean su propio mercado interno.

Es fascinante constatar que
las mejores empresas han desarrollado una multitud de artificios y rutinas para
evitar la calcificación.

 

Ellas hacen más
experimentos, fomentan más ensayos y permiten pequeñas fallas, conservan
pequeñas dimensiones, cooperan más con sus clientes, estimulan la competencia
interna, etc…

Mantienen un rico ambiente
informal, cargado de información, que incitan a la difusión de las ideas que
triunfan.

 

Igor Ansoff, quien durante
mucho tiempo ha estudiado la estrategia de los negocios, agrega: “Podemos
predecir el fin de la supremacía de la estructura como primer criterio para
definir la aptitud de una organización. La estructura va a llegar a ser un medio
dinámico de cambio y de inmovilismo a la vez, el último modelo del “caos
organizado”.

 

Finalmente, al ser
consultado acerca de las estructuras de las compañías excelentes, David Anderson
las calificó como “ambientes zumbadores y florecientes”, metáfora que nos
recuerda nuestro experimento de moscas y abejas.

 

Usted, o su organización,
¿actúa como mosca, o como abeja?

 

NOTA DEL EDITOR:

 

¡Excelente concepto !!!, como
pueden ver las primeras impresiones a veces engañan.

 

(mi problema ahora es que
hace más de seis horas que trato de cazar una mosca aunque más no sea y aún no
conseguí ninguna…avíseme el que logre hacer este experimento de la botella).

 

Fuente:

Novedades Empresarias y Profesionales

 

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