Como es de esperar, la práctica de fotografiarse a uno mismo y compartir esa
imagen a través de las redes sociales es más común en la "generación del nuevo
milenio": más de uno
de cada dos había compartido una auto-foto.
También lo han hecho casi un 25 por
ciento de los clasificados como "Generación X" (definida como aquellas personas
que nacieron entre 1960 y principios de la década de 1980). La auto-foto se está
popularizando.
Pero la suposición de que
compartir selfies es o debería ser vergonzoso se repite frecuentemente en la
cobertura periodística y académica sobre el tema.
Muchas estadísticas se
refieren a esta práctica señalando la cantidad de personas que "admiten" haber
publicado selfies.
Ciertos calificativos despectivos, como "inútil" y
"narcisista" aparecen, inevitablemente, en cualquier conversación sobre las selfies. Y frases como "ocasión especial", "un paisaje hermoso", e "irónico" se
utilizan para justificarlas.
Pero más de una cuarta parte de las personas lo hace, y más de la mitad de las
personas entre 18 y 33 llevan a cabo esta práctica. ¿Por qué?
Las razones que
habitualmente se mencionan (vanidad, narcisismo, búsqueda de popularidad) son
tan superficiales como, según afirman los críticos de la selfies, lo es esta
práctica.
Desde la perspectiva sociológica, todas las prácticas culturales
masivas esconden más de lo que parece. Utilicemos este enfoque para profundizar
en la cuestión de por qué nos sacamos selfies.
1. La tecnología nos obliga
En pocas palabras, la tecnología física y digital hace que sea posible, y por
eso lo hacemos.
La idea de que la tecnología define la estructura del mundo
social y de nuestra vida es un argumento sociológico habitual, y
suele ser muy reiterado por los teóricos e investigadores que han rastreado la
evolución de las tecnologías de la comunicación (y también otros tipos de
tecnología) a través del tiempo.
La selfie no es una nueva forma de expresión.
Los artistas han diseñado autorretratos durante milenios, desde la época de las
cavernas y la pintura clásica, hasta las fotografías y el arte moderno.
Lo
novedoso de las selfies de hoy en día es su popularidad y su ubicuidad. El
avance tecnológico separó el autorretrato del mundo del arte y se lo dio a las
masas.
Ahora, esas tecnologías físicas y digitales que hacen que el acto de
autofotografiarse sea una forma de racionalidad tecnológica
ejercen una racionalidad propia, que influye en la forma en que vivimos nuestras
vidas.
La fotografía digital, las cámaras que apuntan hacia el frente, las
plataformas de las redes sociales y las comunicaciones inalámbricas generaron
una serie de expectativas y normas que ahora impregnan nuestra cultura.
Podemos
hacerlo, y por eso lo hacemos. Pero también lo hacemos porque tanto la
tecnología como nuestra cultura esperan que lo hagamos.
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En la era de la identidad digital
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