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Cómo servir y degustar una cerveza

Todo lo que debes saber sobre cómo debe ser servida la cerveza, con qué platos o acompañamientos y los efectos de esta bebida sobre tu cuerpo



Lo que primero que debes saber para servir una cerveza


La temperatura precisa para degustar una cerveza varía de acuerdo al tipo que se
consume. Para servir una cerveza lager  es de aproximadamente 5ºC. Para cervezas
más tostadas la temperatura ideal de servicio es de 11ºC.

Los vasos, copas o jarras en los que se sirva la cerveza
deben estar fríos, nunca
congelados, porque así no favorecerían la formación de
espuma y su apreciación visual.

El aroma que debe percibir un consumidor debe ser el de la
finura del lúpulo y la malta.

Las diferencias de color en la cerveza se deben al mayor o
menor tueste del cereal
durante el malteado. Los colores (rubia, negra, tostada
o blanca), no implican necesariamente ningún sabor asociado.

Algunos de los pasos recomendados para servir y  degustar una
cerveza son:

1º   
Humedecer y escurrir el vaso; situar el recipiente a una distancia suficiente
para que la cerveza al caer, se bata suavemente con el fondo y se llene de
líquido y espuma.

2º    La
espuma cremosa se forma durante el tiraje y se controla con la inclinación del
vaso: primero 45º, después vertical.

3º    La
consistencia de la espuma es importante: su corona debe medir de 1,5 a 2 cm. en
el vaso. (dos dedos)

Secretos sobre la cerveza y la gastronomía


Además de ser una bebida que refresca muy propia de nuestra
dieta mediterránea, la cerveza constituye un acompañante ideal para las comidas,
desde los entrantes, que van a la perfección con una cerveza ligera tipo lager,
hasta los postres realizados a base de chocolate amargo, que encuentran su mejor
compañera en una cerveza negra.

Así, las cervezas ligeras van muy bien con las ensaladas
aliñadas con vinagre, los escabeches o las salsas de mostaza, así como con los
platos picantes y especiados que podemos encontrar, por ejemplo, en la cocina
mexicana.

La comida japonesa, los ahumados y
verduras como la alcachofa
o los espárragos son sólo un ejemplo de los alimentos que por su sabor y
características pueden acompañarse de una cerveza.

Los escabeches, por la acidez del vinagre, son perfectos con
cervezas ligeras y de mayor cuerpo.

La comida muy especiada (como la cocina mexicana), se
disfruta más con cervezas ligeras y frescas.

Los platos en los que abunda el tomate, por su acidez, van
bien con cervezas ligeras, al igual que  los platos especiados con pimentón y
ajo, ya que la cerveza aguanta la agresión de estos aderezos.

Los ahumados y marinados encuentran en las cervezas ligeras y
de mayor cuerpo el contrapunto perfecto.

Los platos grasos en general, encuentran sano acompañamiento
en las cervezas claras y ligeras, que éstas limpian la boca.

Los embutidos cocidos y ahumados saben mejor con cervezas de
cuerpo medio y aromáticas.

Los postres con chocolate combinan a la perfección con una
cerveza negra.

Por último, los pescados azules, por la fuerza del sabor y la
grasa son bien acompañados con cervezas de amargor suave.

¿Engorda la cerveza?

La cerveza es la bebida alcohólica de menor graduación, en
torno a 4º – 6º, lo que le facilita un aporte calórico muy bajo; una caña
(200ml.) aporta 90 calorías, lo mismo que un zumo de naranja o de frutas.

Por
otro lado, la cerveza sin alcohol apenas tiene calorías (100 ml./14kcal.), pero
conserva las vitaminas y minerales de la cerveza con alcohol.


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