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Cómo lograr que los jóvenes trabajen

Recomendaciones que pueden ayudar a generar conciencia de los beneficios del trabajo para quienes están saliendo de la adolescencia 


La
generación “nini” es aquella que se caracteriza por cobijar jóvenes entre 18 y
22 años que ni estudian ni trabajan.

“Están sumidos en una dejadez total. En
general corresponden a una clase media alta y no sienten la necesidad ni la
presión por no saber qué comerán en el minuto siguiente.

Eso sí, la ansiedad y
angustia que les genera esta situación es cada vez más grave, llegando muchas
veces a la depresión y al suicidio”
, sostiene el psicólogo argentino Roberto
Chevalié.


Características de los jóvenes que no trabajan

· No
tienen ideales

· No
saben qué hacer en el minuto inmediato de sus vidas

· No
sienten inquietud
por ninguna profesión

·
Saben que la situación social y laboral es compleja y no hacen el esfuerzo por
intentar cambiar o mejorar la realidad cercana

· Son
extremadamente pesimistas

A estas
condiciones hay que sumarle los ya clásicos pensamientos que suele tener un
adolescente en estado de rebeldía:

·
Piensan que los padres son los enemigos

·
Sienten que no los entienden

·
Asumen que los adultos solamente quieren manejarles la vida

· Se
quejan por sentirse solos, pero no dejan que nadie se les acerque ni brinde
ayuda.

·
Solamente tienen contestaciones y actitudes agresivas. Están siempre a la
defensiva y son víctimas de todos y todo.

Qué hacer
para ayudar a los jóvenes a trabajar

· Lo
primero que los adultos, padres, profesores o amigos deben entender es que “a
ningún joven le gusta ser agresivo ni que le vaya mal en todo.

No creo ni por
experiencia ni como padre que a los jóvenes o adolescentes les gratifique el no
saber qué hacer con sus vidas ni de qué trabajar.

Cada uno tiene que encontrar
su camino. Los adultos sirven de guía, para transmitir consejos porque ya han
pasado por una etapa en donde reinaba el caos, pero ellos solos deben descubrir
qué necesitan y de qué manera lo requieren. De nada sirve amenazarlos,
encerrarlos u obligarlos”, comenta el especialista.

· En
la actualidad, los jóvenes permanecen hasta muy mayores en la casa de los
padres. “Los hijos de treinta años siguen viviendo en casa y es complejo
hacer que se asuman responsabilidades cuando los roles siguen siendo los mismos
que cuando los hijos eran pequeños.

Al no sentir la presión ni necesidad por
trabajar es complejo que lo hagan por instinto o con naturalidad. Hay muchos que
sí lo hacen, pero eso tiene que ver con algo que estos jóvenes no están teniendo
y es un claro panorama de lo que quieren de sus vidas
”, reflexiona el
profesional.

· Hay
que impulsarlos a que salgan a buscar un empleo. “Si no tienen claro qué tipo
de trabajo quieren, hay que hacer que no importa la tarea que desarrollen, pero
que la busquen para que así sepan qué significa ganar el propio dinero.

Llegará
un momento en que se independizarán. Todos lo hacen y si no les nace de adentro
hay que lanzarlos a que lo busquen
”, expresa Chevalié.

· No
hay nada más desesperante y desilusionante para un padre que ver a su hijo sin
rumbo. “Consultar con un terapeuta que pueda ayudar en esta etapa, ya que a
veces los jóvenes no se caracterizan por ser dóciles o fáciles de comprender.

Siempre es mejor una consulta a tiempo que perder el tiempo y correr el riesgo
de que nuestro hijo se pierda definitivamente”
, recomienda el psicólogo

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