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Cómo ganarte el respeto de tu mascota

El lider de la manada eres tú. ¡Comienza a dejárselo en claro a tu perro!

El comportamiento del perro se rige por un código estricto de jerarquía social dentro de la manada. Los perros están más contentos, seguros y son más dóciles cuando se les da una orientación clara de cómo tendrían que vivir.

Si no ven señales de liderazgo de parte de sus dueños, los perros se sienten responsables de cuidarlos y de adoptar el papel de líder, independientemente de si se sienten capaces o no para llevar a cabo esta tarea.

Cuando un perro se ve como líder de la manada, o sea la familia, es cuando empiezan los problemas y las reacciones del perro ante diferentes situaciones de la vida cotidiana, que equivocadamente se consideran como un "mal comportamiento".

Facilitarle al perro el reconocimiento del liderazgo de su dueño le permitirá relajarse y disfrutar de la vida, al saber que siempre hay alguien dispuesto a cuidar de él y protegerlo. 

Los cachorros y su lugar en la jerarquía familiar


 

La llegada del cachorro es un acontecimiento muy especial en la familia. El dueño debe ganarse el respeto del animal desde el primer momento.

No se debe caer en el error de disculparlo cuando comete una travesura o falla en el comportamiento, sólo por ser un cachorro, ya que provocaría consecuencias en la personalidad del animal. El respeto debe ser mutuo, puesto que el dueño también debe considerar al perro sin abusar de su superioridad.

Todo aquello que se le permita hacer al cachorro será más difícil de rectificar cuando sea adulto, ya que el perro lo habrá relacionado como correcto y cada vez acentuará más las malas costumbres. 

Educando sin temor 

El perro debe tener respeto a su dueño, pero no debemos confundir el respeto con el miedo. Ese respeto se pierde con facilidad si se golpea al perro, si se le castiga o regaña sin que éste pueda averiguar el motivo.

Podemos prohibir cien veces a nuestro perro que vaya al jardín del vecino a jugar y será inútil. Podemos emplear castigos "casuales", como por ejemplo, si durante una de esas excursiones se vuelca un sillón del jardín, el perro se asustará y en el futuro evitará este terreno. 

Reconociendo quién es el líder 

El perro es un animal de manada que vive jerarquizado. Así, la situación resultará problemática si ningún miembro de la familia muestra características de liderazgo y si faltan reglas para la convivencia.

En tal caso el perro asume el papel directivo y considera al resto de la familia como subordinados. Desde el primer momento hay que imponer reglas de convivencia que le mostrarán su rango inferior, pero para ello no debemos ser especialmente rigurosos ni recurrir a la violencia física.  

Debemos poner límites al perro con coherencia, es decir, mostrar determinación sin ser condescendiente. Entender que nuestro perro no es capaz de comprender, ni de compartir los valores humanos será el punto de partida para una buena relación. Tratarlo como un animal no es ni despectivo ni inmoral: es lo correcto y lo adecuado. 

El perro será más feliz si se ve tratado como a uno de su especie, y más si conoce cuál es su puesto dentro de la jerarquía que compone su manada, sin tener que verse en la obligación de competir continuamente con nosotros para mantener ciertos privilegios que sin duda, no le corresponden. 

Para indicar al perro que somos de rango superior a él debemos seguir unas pautas que no son otras que las costumbres y la forma de actuar que en la manada distingue al “perro líder”: 

– El líder duerme donde quiere y no comparte su lecho. Es contraproducente por tanto dejar al perro dormir en nuestra cama

o en sillas y sillones. Él debe considerar esos lugares como nuestros y debe respetarlos.  

– El líder come el primero y lo mejor. El perro come luego del amo, en último lugar. Cuando hayamos terminado nosotros y la mesa esté recogida, llega el momento para que él coma. Es fundamental no darle de comer cuando el perro lo pida. 

– El líder pasa primero siempre. Si observamos una manada de lobos o perros veremos que el líder va siempre el primero seguido del resto. Nosotros pasaremos siempre primeros por las puertas, pasillos, etc.

Si queremos ir hacia algún sitio y el perro nos lo impide le indicaremos que se aparte o se levante si estuviese sentado o echado. Si no lo hace, lo apartaremos nosotros suavemente. 

– Al líder siempre se le responde a sus demandas de afecto. No siempre que el perro nos demande afecto debemos dárselo. Es bueno que muchas veces lo ignoremos. No por ello va a sufrir. A cambio, cuando nosotros querramos, nos acercaremos a darle mimos.

Poner en práctica estas reglas será beneficioso para su perro, ordenará sus hábitos y lo hará sentir más seguro y contenido frente a su rol en la familia.

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 El líder siempre demuestra que es líder. ¿De qué sirve que el perro se siente o se eche cuando se lo mandan? Podría parecer un abuso inútil, una limitación de su libertad, pero no es así.

Todo perro que, desde joven, aprende a sentarse y echarse, adquiere la buena costumbre de acatar la voluntad de quien está por encima de él. Estas órdenes básicas son especialmente útiles para evitar travesuras y tener el control sobre nuestro fiel amigo.