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Caminar, la meditación en movimiento

Muchos saben que, en medio de sus ajetreadas vidas, necesitarían tomarse un respiro, pero les resulta muy difícil poner “un pie en el freno”. Para ellos, la “meditación en movimiento” puede ser la solución…


Todos conocen los grandes
beneficios de la meditación, que entre otras cosas pueden reducir el estrés, la
tensión, aumentar la paz interior y la sensación de bienestar, mejorado la
concentración, y proporcionando momentos de calma durante los días más agitados.


¿Sin embargo… como lograr ésta
misma meditación, cuando a uno le resulta casi imposible “desenchufarse” de la
rutina diaria?


Muy probablemente, su caso sea el
mismo que el de cualquier habitante urbano, que, atrapado por la vida moderna,
experimenta grandes dificultades para poner un freno a sus movimientos diarios.


Por eso, si no puede lograr
sentarse o acostarse el suficiente tiempo como para relajarse, o bien concibe a
la meditación formal como otro tipo de práctica espiritual que, simplemente, le
resulta imposible lograr, sería tiempo de probar realizarla… en movimiento, es
decir caminando.


Una caminata al aire libre puede
convertirse en una especie de meditación móvil, si usted tiene en cuenta los
siguientes cinco puntos: esta atento y consciente de su respiración, tiene muy
en cuanta el espacio en que la misma se desarrollas, está atento al movimiento
de su cuerpo, planifica y cumple correctamente determinados tiempos, y se toma
un cierto período como para reflexionar sobre su experiencia, cuando vuelve a su
casa.


Una meditación móvil o por
caminata, es simplemente un ejercicio de conocimiento interior, por lo que nos
referiremos a esta práctica como un "conocimiento mediante caminatas".

1. Focalizar la respiración


Para comenzar, se deberá
tomar conciencia de la propia respiración. ¿Se encuentra bajo los efectos del
estrés, y suele tomar respiraciones leves y cortas, incluso sin saberlo?


Si es así, realice tres
respiraciones lentas pero profundas, inhalando a través de la nariz, y exhalando
a través de la boca. Tomarse un tiempo como para concentrarse en su respiración,
será muy importante, ya que será la señal de que su cuerpo, mente, y espíritu,
se encuentran uniendo sus diferentes espacios.


De esta forma, podrá
separarse a sí mismo de muchas de las cosas que pueden presionarlo diariamente,
como su jefe en el trabajo, los grito de sus hijos, un contestador automático o
una casilla de mails sobrecargadas, o un cuarto de baño que necesita ser
limpiado (si ninguno de los estresantes comunes en la vida diaria
del habitante urbano es logrados erradicar, se irán acumulando y “alojando” en
el propio interior).


La idea, sería que logre dejar en
el camino todas estas complicaciones… ¡gracias a la propia caminata!
Concentrarse en su respiración, le ayudará mucho a hacer esta transición.

2. Conociendo su ambiente, siendo parte del mismo


El segundo paso a tomar, tendrá
que ver con estar muy atento al ambiente en que se desarrolle su “caminata
interior”. ¿Qué estación del año está transitando?


Si está en un área urbana, o
suburbana, tómese algunos minutos para escuchar los ruidos que fluyen alrededor
suyo. Sienta el viento, el sol, la niebla, o incluso los rayos de luz pegando
contra su cara. Mire al cielo, a los árboles, a los edificios, a los pájaros, a
los animales, o a la gente que puede estar a su alrededor.


Realice también algunas
inhalaciones bien profundas, y trate de sentirse como parte integrante de ese
mismo ambiente, justo en el punto en el que usted se encuentra en ese momento.


Esta conexión e interconexión con
el mundo natural, lo ayudará a orientarse en su camino, tanto literal como
metafóricamente.


3. La importancia del cuerpo


Prestar atención a su
cuerpo, será el tercer paso de esta saga. Comience explorando su cuerpo para
ubicar cualquier área de tensión que pueda hallarse en el mismo.


Los lugares más comunes donde
estos puntos se alojan, son el cuello y los hombros, el área del plexo, en la
espalda, y en las piernas. Intente respirar profundamente, y sentir que áreas se
sensibilizan más, para encontrar la tensión que se encuentra en esos puntos.


Luego, tenga en cuanta su postura.
Camine de una forma que sea cómoda para usted, pero no floja. Lo ideal, sería
que su cuerpo tenga una combinación de relajación y entereza, tanto como le sea
posible. Entonces, haga lo qué suele hacer naturalmente, es decir poner un pie
delante del otro.


Lo mejor es esforzarse para lograr
un paso firme y con ritmo. Recuerde, no está jugando ninguna carrera, ni tiene
que llegar a prisa a ningún lado.

4. Tiempos y experiencias


No hay tiempos mínimos ni máximos
para esto, aunque lo ideal sería no hacer menos de diez a quince minutos. A
medida que camine, preste la atención a la experiencia de sus movimientos.


¿Puede sentir los músculos en sus
piernas, que se contraen y/o relajan? ¿Cómo siente la brisa al chocar contra su
cara y cuerpo?


Deje que su mente esté tan abierta
como le sea posible, estando enterado que todo lo que experimenta, desde lo más
profundo hasta el mínimo detalle, y de cómo todos los factores estresantes que
alteran su vida comienzan gritarle para obtener su atención.


Ese será el punto a lograr: usted
los dejó venir, los nota, pero también está logrando hacerlos pasar de largo,
por fuera de su organismo.

5. Regresando a casa


Finalmente, cuando vuelva a su
casa, tómese de cinco a diez minutos para reflexionar sobre su experiencia. Esto
proporcionará un cierre a su caminata, y le permitirá lograr la transición
necesaria entre los mundos interconectados de su cuerpo, su mente, y su alma,
para coordinarlos en un tiempo único.


¿Qué diferencias experimenta ahora
mismo, en comparación con los minutos antes de la partida? ¿Cómo influyeron los
vientos, las pendientes, y los diferentes recorridos de su camino? ¿Qué fue lo
que le resulto más costoso?


¿Qué fue lo más placentero? ¿Dónde
obtuvo una mayor fuente de energía y vitalidad? ¿Cuáles fueron los pensamientos
más positivos y negativos que experimentó durante la caminata? ¿Se han
modificado?

Todas estas preguntas, formarán
parte de otra meditación, una meditación no-móvil, pero que le será mucho más
sencillo de lograr después de su caminata.

Las “caminatas de
auto-conocimiento” pueden ser fácilmente realizados en medio de otro camino, el
de su vida diaria, apartando sólo un breve tiempo al principio o al final del
día, o bien en el trayecto hacia alguno de sus destinos.

Este ejercicio, es una práctica
ideal para la gente de acción, ya que no es necesario realizar un brusco freno a
sus vidas de movimiento y actividad.


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