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Baño, cocina, dormitorio, y… ¡gimnasio!

Si usted vive en la ciudad, es muy posible que se le dificulte encontrar un tiempo para acudir a algún centro de entrenamiento durante la semana. Pero esto tiene una solución: un gimnasio… en la propia casa

 Según algunos estudios, unos de los mayores problemas que tienen los habitantes de las ciudades para
realizar actividad física, es la falta de tiempo. Además, tampoco resulta fácil en estos días pagar mensualmente la cuota de un gimnasio. ¿Cómo solucionar, entonces, este difícil panorama de falta de tiempo y dinero? La respuesta es, con un gimnasio en la casa.  

Para esto, no es necesario mucho lugar, y si bien en un primer momento habrá que desengrosar una cierta suma de dinero, podremos usar este gimnasio durante toda la vida, sin necesidad de pagar molestas cuotas mensuales. 

Pero vamos por partes. En primer lugar, es necesario poseer un espacio que no obstante no tiene por que ser mayor a una pequeña habitación de dos metros por dos. Sin embargo, sí será importante que tenga alguna ventilación, ya que el cuerpo necesita mucha oxigenación mientras se lo ejercita. 

El precio de las maquinas es muy variable, sobre todo después de la devaluación, por lo que no es fácil proporcionar valores exactos. Sin embargo, los minigimnasios no deberían exceder los 600 dólares, aunque también se pueden comprar bancos (100 a 300 dólares) con diferentes
pesas, que van desde los 2 a los 15 dólares.

Otra muy buena opción son las bicicletas fijas, que van desde los 180 a 600 dólares, o las cintas de correr, que parten de los 180 dólares (sin motor) hasta los 2.500 dólares. 

Pero en la búsqueda, no solo deben tenerse en cuenta los precios. También es importante averiguar que tipo de garantía tiene el producto, o sus diferentes piezas.

Y en caso de que efectivamente la tengan, también se debe averiguar quien se hace cargo del traslado hacia el service. Por último, es necesario consultar sobre los precios y la disponibilidad de los repuestos, que en estos tiempos, pueden llegar a ser más caros que los productos mismos. 

Una vez que encontremos el lugar y el gimnasio, deberemos empezar a implementar una rutina. Para ello, será necesario consultar con un profesor de gimnasia que nos pueda determinar una rutina de ejercicios acorde a los estados físicos propios, ya que si la práctica se realiza sin conocimiento, puede provocar dolores de columna, contracturas, o tortícolis. 

Además, será necesario que se empiece lentamente, para que el cuerpo se acostumbre a la nueva rutina, y que recién luego, las exigencias se vayan gradualmente agrandando. También será importante que no interrumpa estos ejercicios, ya que no es bueno que el cuerpo cambie de actividad constantemente.

La utilidad de cada máquina

El equipamiento ideal para un gimnasio, debería estar conformado por una máquina aeróbica, una de sobrecarga, y algunos accesorios. Muchos de estos complementos son plegables y se pueden guardar fácilmente en un ropero. 

Con las máquinas aeróbicas, se puede andar miles de kilómetros sin moverse de su casa. Los principales “beneficiados” por sus ejercicios, son las piernas y el sistema respiratorio. La más usada es la bicicleta fija, que proporciona los mismos provechos que las bicis comunes, pero con la seguridad de no enfrentar pozos, autos, ni ladrones.

Las más sofisticadas, poseen unas minicomputadoras que calculan tiempo, distancia, calorías consumidas, y, -en las electromagneticas-, hasta pueden emitir programas de ejercicios de acuerdo con la edad, el peso, y estado físico de cada persona, e incluso realizar un electrocardiograma. Los stepper son también una buena opción, principalmente para quienes busque fortalecer piernas y glúteos.

En segundo orden, se encuentran las clásicas cintas, que van desde las sin motor (solo para caminar) hasta las más complejas, que poseen una minicomputadora, cuya función es similar a la de las bicicletas mencionadas anteriormente, y potentes motores, tanto para correr como para
trotar. 

Las maquinas de sobrecarga son especialmente recomendables para aquellos que busquen desarrollar la musculatura superior: brazos, torsos, pectorales, abdominales, y espalda.

Están aquellas conformadas de un banco plano, dorsalera, un sistema de poleas, pesas para trabajar, así como los minigimnasios, similares a los que se pueden observar en los gimnasios, pero que poseen todos los tipos de ejercicio en una sola maquina, incluyendo remos, con los que se pueden hacer los mismos ejercicios que en un bote. 

Además, se pueden adquirir bancos especiales para abdominales, donde la persona se recuesta en forma inclinada para poder hacer estos ejercicios aprovechando el peso de su cuerpo, y evitando las malas posturas. 

También existen un gran número de accesorios, muy prácticos por su facilidad para ser guardados en un simple armario. Estos van desde mancuernas, pesas recargables, barras de discos, y extensores, para los ejercicios de fuerza, hasta tobilleras y muñequeras, para complementar el trabajo de las maquinas, pasando por sogas, colchonetas y steps, ideales para el calentamiento previo. 

Como podrá ver, el tiempo y el “derroche” de dinero, ya no podrán ser excusas para que siga sin poner a ejercitar su cuerpo. Existen muchas opciones para ir armando su propio gimnasio: ese será su primer ejercicio.

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