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Apuesta fuerte

Siempre han existido los que gustan de jugar o apostar, por y para cualquier cosa. Los aficionados al juego que les dicen.

Y
uno, que más que aficionado era un vicioso, se llamaba (o se llama) Eleonoro
Bervel.
Anécdotas del Eleonoro hay a montones, pero una que lo pinta de cuerpo entero,
sucedió en la creciente grande del río Uruguay, que en un descuido se lo llevó a un tal Gerardo Umpierrez. Un mozo que andaba en
ese entonces como voluntario de Defensa Civil.

Justamente
el amigo Bervel, correntino hasta los ejes, fue el encargado de ir a darle la
noticia a la Eufemia, la mujer del ahogado.
Los que le echaron encima esa responsabilidad, le dijeron:
- Deasela despacio a la noticia, don Eleonoro. . . uste vera como hace, pero
deasela despacio. Acuérdese que perder un marido ahogao, no es lo mismo que
perder un peso del monedero. ¿Me entiende?-

La cuestión es que el tal Eleonoro Bervel llegó a la casa del ya finado
Umpierrez y pegó el grito desde la tranquerita que hacia de portón y golpeando
las manos :
- ¡Ave Maria Purísima! -
De adentro sale apurada la Eufemia, secándose las manos con el delantal y dice
:
Sin pecao concebida. . . pero pase. . . pase. . . ! -

El Eleonoro Bervel, que a ella no la conocía, le pregunta :
- Está la mujer del Gerardo Umpierrez, acá ? -
Ella le contesta, muy atenta :
- Soy yo, pa servirlo don. . . -
Y ahí fue donde el Eleonoro, no pudo contener el vicio de las apuestas, y se
desgració:
- Entonces le juego diez pesos a que uste es viuda ! -

Esta es una de las tantas historias del Eleonoro Bervel, que también le decían
“la yunta” . . . porque decirle caballo solo, era poco. . .

Escuchado
hace muchos años (tantos que ya no me acuerdo) en General Campos, para un
festival del Taiperito

Fuente: Termas
salud