Cómo jugar al póker con amigos sin pelearte
Hay varios conjuntos de reglas que se pueden seguir para jugar al póker entre
amigos.
Aunque se debe aclarar que el carácter “amistoso” del póker es tal sólo en la
teoría: en la práctica, las cartas y la amistad suelen convertirse en un
oxímoron de hecho, ya que pocas veces se da una partida de póker “amistosa”. El póker en buena
medida se trata de aniquilar al jugador de al lado, de jugar con sus entrañas y
arrojárselas en la cara cuando nos tocan las cartas que pedíamos a los gritos. A
menos que optemos por un enfoque más civilizado y tomemos a las noches de póker
como un evento social, claro. En ese caso, el póker es un simple (aunque no tan
simple) juego de cartas. Hay algo institucional
en las reuniones regulares para jugar al póker. En esas noches se adquieren
hábitos excéntricos que sirven para diferenciarse del resto de los mortales.
Para que todo funcione, debemos tomar en cuenta varios factores
El lugar - Convocar a los
amigos. Probablemente la casa de uno de los jugadores más empedernidos sea el
mejor lugar para juntarse. Lo mejor es no cambiar de lugar permanentemente.
Situar el juego en un solo lugar a lo largo del tiempo refuerza el concepto de
que se trata de algo regular e invariable. - No usar la reunión
para otros fines. El lugar de reunión deberá estar estrictamente dedicado –al
menos por esa noche– al juego de póker. Usar una misma casa para el juego de
cartas y al reunión de las esposas de los jugadores va en desmedro de la
importancia intrínseca del juego. - Tener todos los
implementos y las instalaciones. Buena iluminación, la cantidad de sillas
necesarias, una mesa de proporciones adecuadas, muchos ceniceros, fichas de
colores y por lo menos cuatro mazos de cartas son lo ideal.
Eligiendo a los jugadores - El número de
jugadores. Siete es la cantidad ideal. Con cinco o seis se puede arrancar.
Evitar en lo posible un juego de a cuatro. - Apostar a los
asistentes regulares. La mejor manera de asegurar una velada exitosa de póker
es hacerse de cinco o seis jugadores que asistan regularmente, dejando uno o dos
lugares más para invitados eventuales. De ese modo, si alguien que venía siempre
deja de hacerlo, podrá ser “degradado” a la categoría de invitado, y a la vez un
invitado que esté concurriendo asiduamente puede tomar su lugar como habitué. A
los que prometan venir y pocas veces cumplan, mejor no tenerlos en cuenta. - Sea riguroso con
quienes invita. Use algún intrincado criterio de “exclusividad” al elegir a sus
compañeros de mesa. ¿Por qué ser tan estricto? Bueno, porque si los invitados
son tres neurocirujanos y los regulares tres desempleados crónicos (por poner un
ejemplo exagerado), el resultado será una mesa bastante aburrida.
Las reglas - Limítese a lo
simple. Las reglas del juego –casi siempre impuestas por la banca– deben ser
sensatas y fáciles de recordar, y deben estar en conocimiento de todo el mundo
antes de repartirse la primera mano de cartas. Siempre se debe explicar las
reglas que se aplican a un juego de póker a los recién llegados al mismo. El
objetivo de estas reglas, recordemos, es asegurarse que exista juego limpio en
una atmósfera cordial. - Esta es una lista
posible de reglas “de la casa”: 1. La apuesta máxima
inicial por mano será de tres dólares, con tres incrementos como máximo (todos
de tres dólares cada uno). - Riesgos. Lo
arriesgado del juego y los límites para tomar ese riesgo son probablemente los
elementos más importantes. El riesgo debe ser lo suficientemente alto como para
que uno sienta que se está jugando algo (¿alguna vez simuló tener cartas para
ganar un pozo de 80 centavos?), pero no tan elevado como para que los jugadores
sientan que de esa mano depende la comida de sus hijos. Un cuarto o medio dólar
suele ser la medida de la mayoría de la gente, especialmente cuando el límite es
de tres dólares. - No intente cosas
raras. Lo mejor es limitarse a los juegos que todo el mundo conoce. Los
experimentos esotéricos con muchas cartas tapadas, comodines y un sinnúmero de
variaciones extra serán seguramente motivo de muchas anécdotas en el futuro,
pero difícilmente se los pueda describir como partidas de póker. - Duración del juego.
Fije una hora para terminar el juego y respétela a rajatabla. Si convoca a un
juego durante la semana a las siete de la tarde, lo sensato será jugar la última
mano a la medianoche.
Reglas de etiqueta post-partido - Limpiar las sobras.
O bien todo el mundo colabora, o los ganadores se ofrecen para limpiar en lugar
de los perdedores. Usar a la esposa o novia para este tipo de tareas suele ser
una partida de defunción anticipada de las veladas de póker entre amigos. - Comida y bebidas.
Hay dos maneras de repartir las responsabilidades en este aspecto. O una sola
persona se hace cargo de todo siempre, o el ganador es el que se encarga de
traer las provisiones para la próxima reunión. Si la primera opción es la
elegida, lo idea es sacar un dólar de cada pozo hasta que la cuenta quede
saldada. - Juego ajeno, reglas
ajenas. Si usted es invitado al juego de póker de otra persona, aprenda las
reglas de la casa e intente relacionarse con el resto de los jugadores durante
la partida. Pregunte previamente cuáles serán los límites de las apuestas. Si
son muy altos para usted, excúsese de asistir.
2. No se podrá apostar “viendo” la cantidad sobre la mesa para luego
incrementarla.
3. Si una mano termina empatada, se deberá repartir el pozo.
4. No se jugará con comodines, y no se podrán iniciar juegos que requieran más
cartas de las que la mesa posee (por ejemplo, no estará permitido un juego de
ocho cartas si hay siete jugadores).
5. Carta puesta sobre la mesa, carta jugada, sin vuelta atrás.
Una cantidad razonable de cerveza no está mal, pero evite las bebidas más duras.
El póker se juega mejor estando sobrio.