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4 estrategias para mejorar el comportamiento de los niños

Te contamos cuáles son las estrategias para mejorar el comportamiento de tus hijos, ya sea para controlar las conductas molestas o poner límites a los niños de carácter fuerte



La mayoría de los padres debe afrontar en algún momento el mal comportamiento o
hábitos inadecuados de uno o más de sus hijos. Ya se trate de un
niño que se
queja continuamente poniendo voz de bebé, un niño en edad escolar que deja la
ropa tirada en cualquier parte o un adolescente que utiliza un lenguaje
excesivamente soez.

Abordar
este tipo de dificultades supone un reto para muchos padres, que se preguntan si
deben ignorar el comportamiento molesto de su hijo o tratar de reconducirlo de
alguna forma.

Una regla útil para decidirse es hacer una diferenciación entre
los comportamientos que son peligrosos para el propio niño o suponen una amenaza
para los derechos y la comodidad de los demás; y aquellos que no lo son.

Algo que también te puedes preguntar es si se trata de un
comportamiento
razonable para la edad del niño. Por ejemplo, es perfectamente razonable esperar
que un niño de ocho años no te moleste mientras estás en el teléfono durante
veinte minutos, pero no es razonable esperar lo mismo de un niño de sólo dos
años.

También es útil tener en cuenta las características socioemocionales y
personales de cada niño, así como la estabilidad del entorno familiar, ya que
puede ser responsable o al menos condicionar que se desencadene un
comportamiento inusual en éste, tanto en casa como en el cole.

Sea cual sea el motivo por el que el niño ha alterado su comportamiento de forma
negativa, a continuación se presentan cuatro principios que serán de mucha
utilidad para aquellos padres que deseen modificar el comportamiento disruptivo
de su hijo o hija. Eso sí, es imprescindible que los apliques con paciencia y
persistencia.

Principio
uno: Cambia la respuesta automática que das. Esto es muy importante, porque el
comportamiento infantil generalmente busca que le prestes más atención o que
respondas a su provocación.

Así que simplemente reflexiona sobre la forma en la
que sueles responder ante estas situaciones y varía tu forma de actuación.

Principio
dos: Practica con tu hijo el comportamiento deseable. Ensayar la conducta
deseada es fundamental para el aprendizaje de un nuevo comportamiento.

Recuerda,
no es suficiente con decirle al niño o la niña lo que esperas que haga, enséñale
a hacerlo. Por ejemplo, si tienes un niño de 6 años que no para de hablar como
un bebé cuando quiere algo, practica con él el hecho de pedir ayuda utilizando
un tono normal.

Principio
tres: Minimiza el comportamiento que no te gusta. Esto significa que cuando los
niños continúen con su comportamiento indeseado a pesar de tus brillantes
sugerencias, ignóralo, y no insistas tratando de modificarlo.

Recuerda que
cambiar un comportamiento es algo que necesita tiempo, sobre todo si se ha
producido durante mucho tiempo.

Principio cuatro: alaba la conducta apropiada. Cuando tus hijos se comporten de
la manera deseada muestra tu más sincero agradecimiento.

Normalmente damos por
sentado el buen comportamiento y no le prestamos atención, sin embargo, esa es
la conducta a la que más debemos atender.

Por ejemplo, haremos toda una fiesta
si nuestro niño quejica y con voz de bebé, utiliza un tono de voz normal para
pedir algo.

Al igual
que cualquier proceso, estos principios sólo funcionarán si te comprometes y los
pones en práctica de forma consistente. No tengas miedo de adaptarlo a tus
circunstancias personales. Recuerda, que lo importante es que actúes de forma
estratégica y metódica.

Después
de ayudar a cientos de padres a afrontar el comportamiento disruptivo, puedo
afirmar que el padre y la madre que se compromete a cambiar la conducta de su
hijo y aplica las estrategias de forma consistente consigue un resultado 100%
satisfactorio.

Por Jenny
Guerra Hernández

www.psicopedagogiaencasa.com