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Buscando la convivencia y la integración familiar…..

Los niños, adolescentes y ancianos no pueden esperar. Nos necesitan ahora.

Recetas para eliminar marcas y pozos.

Pero,
¿qué pasa cuando las líneas telefónicas de ayuda están ocupadas?

Esto
me trae a la memoria un cuento que escuché recientemente sobre el contestador
telefónico de Dios: ¿Qué pasaría si al elevar una oración y/o un ruego
desesperado, escucháramos:

“Gracias
por llamar a la Casa de Dios. Por favor, seleccione una de las siguientes
opciones:

Marque
1 para peticiones / Marque 2 para quejas / Marque 3 para cualquier otro asunto.

En
este momento, nuestros ángeles operadores están ocupados atendiendo a otros
clientes. Por favor, espere en línea y continúe orando. Su llamada será
atendida en el orden que fue recibida… “

En
artículos anteriores, habíamos venido desarrollando algunos temas sobre
adolescentes y
ancianos. Los primeros, insertos en un proceso de evolución, de
maduración
psíquica y crecimiento físico; los últimos, viviendo un proceso de
envejecimiento y aun, de deterioro paulatinos, que la ciencia médica llama involución.-

Son
diferentes etapas de la vida que, para las personas que pasan por ellas,
constituyen lo que se llama crisis vitales. Los adolescentes transitan una crisis vital cuya
esencia es la transición hacia la etapa adulta y, los ancianos, la crisis vital
del último tramo de sus existencias, sin la perspectiva de ninguna otra etapa más
hacia el futuro.-

Oímos
decir en forma permanente que niños, adolescentes y ancianos constituyen grupos de riesgo social. ¿Qué
debemos entender cuando oímos esto?

Algo
simple, esto es, que unos, por su edad y por su inmadurez y otros, por su edad y
deterioro, representan grupos
de personas con mayor grado de vulnerabilidad social y con menor posibilidad de
responder adecuadamente a los requerimientos del medio
.-

Grupos
que requieren de mayor cuidado y dedicación por parte de las personas adultas
que los rodean.-

Si
nos remontamos a épocas prehistóricas y al período posterior denominado
historia antigua, las culturas con organización social de tribu o de clan, tenían
lugares definidos para adolescentes y ancianos
.

Los adolescentes integraban grupos (la
casa de los jóvenes)
que recibían una preparación dentro de las
normas y creencias de la tribu, preparación adecuada para llegar a ser adultos
aptos que se integraran de lleno a la vida social, económica, política y bélica
del grupo étnico al que pertenecían.

Los ancianos a su vez, integraban un Consejo de Ancianos cuya
función era asesorar, recibir consultas por parte de todos, impartir justicia y
mantener la historia grupal, las creencias y las tradiciones.

El grupo en su conjunto tenía una identidad
como tal y se integraba
a través de un entramado de normas que regían las relaciones
familiares y sociales, es decir, la convivencia.-

Para
que esta organización fuera posible, los jóvenes eran educados por los adultos
y, esos mismos adultos reverenciaban a los ancianos.

Ambos grupos, eran
sostenidos económicamente por esos adultos de la tribu, unos porque estaban en
proceso formativo y, los otros, porque debían gozar de un merecido descanso y
una situación privilegiada por su trabajo, su experiencia, sus méritos, etc.-

Mucha
agua ha corrido y muchos vientos han soplado desde esas épocas. Hemos logrado
importantes avances tecnológicos en todos los campos imaginables, aun en la
conquista del espacio y sin embargo…..

Nuestro avance en integración y
convivencia familiar se ha reducido a la instauración de líneas telefónicas
para que niños, jóvenes y viejos se comuniquen para pedir lo que necesitan,
avisar lo que les ocurre, denunciar si los abandonan o maltratan.-

Siguiente:
Las causas del maltrato y cómo combatirlo